MUSEO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA
BURGOS-ATAPUERCA
Un espacio creado para aprender y enseñar y, como siempre estamos aprendiendo y enseñándonos cosas, su contenido cambia, entre otros motivos, porque su espacio lo permite.
Desde que fui la primera vez con mi familia supe que tendría que ser obligatorio visitarlo si se es estudiante de secundaria, una etapa con la suficiente formación como para empezar a entender lo que somos y con la suficiente curiosidad como para hacerse preguntas y estar insatisfecho/a con las respuestas convencionales o definitivas. Así que desde hace años llevo a mi alumnado de bachillerato un par de día a Burgos.
Es el único Museo de la Evolución que hay en España y en Europa, contiene material didáctico, talleres, exposiciones, grandes salas de "quita y pon", esculturas, tecnología, información, datos, maquetas, fotos, vídeos, simuladores...y fósiles, maravillosos fósiles encontrados en los Yacimientos paleontológicos de la Sierra de Atapuerca, auténticas joyas de la evolución, pruebas, de gran variedad y mucha calidad.
Las personas que muestran las instalaciones y explican los contenidos realizan varios itinerarios en los que seleccionan en función de los intereses del púbico. En nuestro caso, nos enseñan a Darwin, las reproducciones a escala real de los homínidos estudiados hasta ahora y los resultados de las excavaciones en las trincheras de la Sierra de Atapuerca, (la próxima vez, les pediré que nos expliquen también la psicobiología humana porque tienen paneles interactivos sobre el cerebro muy interesantes y completos). El alumnado pregunta, los monitores preguntan, todos nos preguntamos y las respuestas nunca son definitivas. A lo largo de los cursos que llevo yendo con mi alumnado se ha cambiado la historia a la luz de los nuevos hallazgos encontrados en los meses de verano en los yacimientos y después analizados en los laboratorios. Comprobamos así que la ciencia es algo vivo, que el conocimiento se construye, se moldea, cambia, en función de las novedades y la apertura de ideas de la ciencia, siempre dispuesta a entender las novedades por muy contrarias que sean a las tradiciones y costumbres.
Un buen ejemplo es que, gracias a las últimas tecnologías, se ha demostrado que el chico de Gran Dolina es una CHICA y que Miguelón podría ser Miguelona. Salen a la luz, con el ADN, los sesgos y prejuicios occidentales, que componen nuestra cultura, la científica también, no se escapa al sexismo machista de nuestra sociedad. Una vez demostrado, por la dentición, el sexo de los hallazgos sería bueno que cambiáramos los libros de texto y, especialmente, nuestra manera de entender el mundo. Esta contribución científica ha de ser asimilada por las generaciones presentes y futuras para avalar más, si cabe, la igualdad entre las personas. No hay excusas.
Después del museo resulta obligado ir a los Yacimientos y al Parque. En los primeros para estar insitu en el lugar donde ocurrió todo y en el segundo para experimentar y jugar, dos verbos que nos transforman como especie y nos traen a la actualidad, en materias como arte, tecnología, ropa, urbanismo, agricultura, relación con el medio, avances y progresos sociales.
La organización de la Fundación Atapuerca dispone de los espacios ideales para realizar la visita completa de manera exitosa. Es fácil, y con cada nueva inversión es mejor.
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