martes, 29 de noviembre de 2022

TCA, 30/11/22

 30 DE NOVIEMBRE DÍA DEL TCA

ASOCIACIÓN DE FAMILIARES Y ENFERMOS DE BULIMIA Y ANOREXIA DE CUENCA


Los trastornos de la conducta alimentaria, TCA, son más frecuentes desde la pandemia, y esto es decir mucho porque antes ya eran muy frecuentes entre personas de todas las edades, de hecho, cada vez se empieza con menos edad a sufrirlos y se puede empezar a edad avanzada. Aunque quienes lo padecen mayoritariamente son mujeres la proporción entre sexos se está igualando con el tiempo.

Hay muchos factores detonantes, pero sin duda el más poderoso es la imagen corporal. Esta imagen es una construcción que cada persona tenemos de nosotros mismos que casi nunca se corresponde con la realidad. Depende de nuestra autoestima y esta tiene muchos altibajos en función de mil variables, algunas controlables y otras no. El azar juega un papel importante, la personalidad también y sobre todo los estereotipos y cánones de belleza de cada época y cultura.

Los modelos estéticos que muestran imágenes inexistentes son creídos hasta el punto de ser imitados, aunque ello suponga enfermar, aislarse, bajar el rendimiento escolar y laboral, autolesionarse o la muerte.

La tecnología disponible hoy facilita la mentira y la propaga como nunca. Los filtros y programas de retoques de imagen provocan cuerpos muy alejados de la realidad, pero deseados porque aparecen rodeados de lugares y momentos felices, exitosos, placenteros o relajantes. Todo lo que se quiere por ser lo mejor es una imagen falsa difundida hasta en la sopa.

La economía de mercado insaciable en la que vivimos hace que todo se consuma más y más, incluso por defecto, se consume la delgadez hasta dejar de existir. Hay negocios sobre dietas, sobre cirugías, sobre deportes, ropas, maquillajes, fotografía, webs, libros, clubes o clases de conocimiento personal. Todo se dirige hacia lo imposible e irreal como si fuera lo mejor y necesario para poder vivir con normalidad, como el resto. Todo se vende como el ingrediente que clave para ser aceptada/o en los contextos sociales en los que nos movemos a diario, ya sea en clase, en el trabajo, con amistades o familiares, especialmente por las redes sociales.

La salud mental es la primera que se ve gravemente afectada porque salir de un trastorno así requiere tiempo y constancia, dos aspectos poco valorados en nuestro estilo de vida. Las administraciones responsables no proporcionan los especialistas necesarios a la sociedad, hay pocos psicólogos y psiquiatras en la seguridad social. Así el papel de las Asociaciones de familiares es fundamental.

Cualquiera puede prevenir un trastorno así, solo hay que estar alerta en la conducta de las personas que conocemos, hablarlo, escucharlas y acudir a profesionales.

Hay que valorar la vida sin modelos restrictivos, las etiquetas están matando.

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