viernes, 31 de marzo de 2023

ESCÁNDALO

 LO MÁS ESCANDALOSO QUE TIENE EL ESCÁNDALO ES QUE UNO SE ACOSTUMBRA

Simone de Beauvoir

Segundo Congreso Nacional de Derechos Humanos, 1982



Hace mucho que habitamos un mundo sin verdades absolutas, sin morales únicas ni costumbres eternas. La economía del mercado, omnipotente, camaleónica, globalizadora, ha conseguido que nos creamos de una vez que nada es para siempre, que debemos tener más y más hasta el infinito y más allá, caiga quien caiga, caiga lo que caiga.

El cambio define el paso del tiempo, todo fluye, la realidad es puro devenir, el progreso para serlo no puede parar, la historia es un proceso incesante y nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos...

Sin embargo, aunque solo sea a modo de cubrir una necesidad tenemos que tener claro algo, necesitamos saber algunas cosas para no dejarnos arrastrar sin rumbo y sin perdernos por el camino.

Pronto la Inteligencia Artificial sustituirá a buena parte de la población en el mundo laboral y emocional. La distopía de A. Huxley tendrá más apariencia de realidad. De momento hemos llegado a que haya personas que desean cosas y las consiguen a costa de otras, como ser padre y madre de bebés gestados en vientres de mujeres con las que tienen una relación comercial. Ya compramos seres humanos, alquilamos úteros. Usamos los cuerpos de otras personas para reducir nuestro malestar emocional, para cumplir deseos propios, para satisfacer a los medios de comunicación, para ganar. Ganar fama, dinero, bienestar personal. El individualismo elevado a la máxima potencia, sin límites.

¿Cuántas mujeres sufren depresión?, ¿cuántos hombres desean que su vida fuera de otro modo?

Hay tantas niñas y niños que podrían ser adoptados. 

Hay tanta mujeres pobres que tienen que alimentar a sus hijas e hijos como sea. 

Y hay códigos éticos que ordenan el comportamiento, individual y social, cuando se vive en democracia en favor de los derechos humanos de todos, de la dignidad de las personas, de la igualdad y el respeto.

Espero que nunca nos acostumbremos al escándalo, que nuestra sociedad no asuma que usar a determinadas mujeres para que tengan hijos que serán de otros está bien, ni que acepte que la pobreza obligue a vender los vientres en alquiler como si fueran una pieza de mecano de un juguete que se forma a discreción, que nunca permitamos igualar las cosas con las personas, por muy ricas y famosa que sean algunas los derechos no son caprichos.

Ninguna ética que atienda a la dignidad de las personas puede tolerar los llamados "vientres de alquiler".

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