INFORME DEL DEFENSOR DEL PUEBLO SOBRE PEDERASTIA EN LA IGLESIA CATÓLICA ESPAÑOLA: 440.000 VÍCTIMAS
Dice Gabilondo al presentar el Informe que "es el momento" del Congreso de los Diputados, de la Iglesia Católica, para que hagan algo de una vez por todas con tanta víctima y con tanta impunidad.
Pasa el tiempo y ya veremos si con este informe no sigue pasando el tiempo igual que hasta ahora.
Las víctimas valientes que salen en los medios denunciando valoran el contenido del informe como insuficiente, lo argumentan en que los obispos no han participado en él, muchos han impedido que se investigue, por lo que faltan casos, datos, nombres, testimonios, hombres abusadores, niños, la mayoría, y niñas abusados en toda España desde los años cincuenta. Contiene casi quinientos testimonios.
Aunque incompleto, el contenido es una radiografía de cómo somos en materia religiosa, una sociedad permisiva con los abusos sexuales de la Iglesia, lo que hace que veamos a las víctimas como personas sin importancia, daños colaterales, que no restan ni un ápice al poder y prestigio de las instituciones eclesiásticas, sean colegios, a los que les pagamos con dinero público, o parroquias que mantenemos con subvenciones y convenios. Una sociedad miope con los poderosos y escrutadora con los débiles, adoradora de sotanas y verdugo de infancia indefensa.
Probablemente el asunto pase desapercibido para nuestra clase política enfrascada en otros menesteres, pero para la ciudadanía debería ser, cuando menos, un asunto sobre el que reflexionar un rato. Valores cívicos y éticos como la confianza en los demás se nos rebelan sospechosos si los demás son sacerdotes y jerarcas eclesiásticos que ocultan abusos, que no colaboran con el Estado, que impiden la investigación de las violaciones de derechos humanos en su casa por su gente. La confianza básica, elemental entre personas se rompe cuando una de ellas miente y se le pilla, si además la mentira consiste en ser irresponsable, en causar daño sobre el daño causado antes, en menospreciar al Estado y a la sociedad civil, en atrincherarse en privilegios de épocas dictatoriales, no queda más remedio que mantener con ella, esa parte de la Iglesia, un nuevo y actual contrato que tenga en cuenta los hechos presentes, las actitudes de la jerarquía.
Totalmente de acuerdo con el Defensor del Pueblo en que es el momento, ojalá así lo entienda también la sociedad española presente y la clase política actúe en consecuencia, como se espera de democracias occidentales en el siglo XXI, reparando el daño, sabiendo que es muy difícil, a las víctimas y haciendo Justicia con los pederastas que vivan, a ver si con el ejemplo se impide que haya más porque sigue habiendo pederastas en la Iglesia, sigue habiendo menores abusados/as por sacerdotes hoy.
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