TRUCO Y TRATO
Como en los malos espectáculos de magia, todo el mundo sabe que hay truco pero hace como que no. Mucha gente ve en qué consiste el truco pero cierra los ojos y aplaude, celebra y hasta se disfraza para acompañar la escena.
Hubo una especie de trato entre un golpista dictador y un monarca venido a menos. El primero se quedaba con el hijo del segundo para formarlo a su imagen y semejanza y una vez muerto el dictador el hijo del nunca rey reinaría. Desde aquel medio trato hasta hoy todo es un truco, un mal truco de equilibrista, aunque cada vez que el emérito se cae, y son muchas las veces, se vuelve a levantar, así no anda tan mal de equilibrio, hasta le hace la cobra a Hacienda y sale airoso.
Hoy se hablaba de confiar en el pueblo, pero no se sabe en qué pueblo porque nunca se le ha preguntado sobre el truco de la monarquía española, sobre las consecuencias y durabilidad del trato franquista. Cómo se puede pedir confianza en alguien que, a diferencia del resto, adquiere poder sobre los demás por ser hija de, por repetir rituales que hizo su padre para continuar el truco y trato del dictador y su abuelo.
Seguimos sin opciones. En España nos tragamos la noche de halloween enterita, con todo el horror que supone mantener una forma de Estado heredada de la más larga dictadura europea del siglo XX. Seguimos con el lastre del trato y disimulamos trucos para ocultar el rubor y la vergüenza de este continuismo en plano siglo XXI. ¿Hasta cuándo seguiremos en la noche de los muertos vivientes?
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