RETÓRICA DE UN PENE ASUSTADO
Feliciano Mayorga Tarriño, Letrame Grupo Editorial, 2023
Extraordinario trabajo de investigación e implicación sobre uno de los asuntos más actuales y polémicos de nuestra cultura, de consecuencias mortales. Escribir sobre patriarcado y machismo como respuesta a la alarmante subida de adeptos que tienen algunos youtubers neomachistas en las redes sociales, especialmente de público sin formar, estudiantes de enseñanzas medias y personas incultas pero con gran poder de emular, en palabras y gestos, a sus adorados líderes telemáticos.
El autor recopila todos y cada uno de los tópicos que usan como bandera estas personas que niegan las evidencias, que desprecian las leyes igualitarias y atacan los derechos conquistados, con tanto sufrimiento, por las mujeres. A cada uno de las afirmaciones machistas y patriarcales Feliciano le propone argumentos y ejemplos que las desmienten refutándolas con claridad.
Es muy esclarecedor leer datos oficiales, citas de autores y autoras de prestigio nacional e internacional, casos reales contrastables y noticias que están sucediendo en este momento, y cualquiera puede disponer de ellas, (hay más de 40 páginas de bibliografía repletas de lugares de fácil acceso a la información que se cita) con el fin de desmontar el fraude del discurso neomachista que inunda las redes y traspasa a las aulas reales, que se atreve a salir de la virtualidad cómoda a las calles y casas pobladas de adolescentes atrevidos y enérgicos seguidores fieles, ciegos, de personas sin escrúpulos que mienten por conseguir dinero, fama y abuso de poder.
Resulta desesperante observar cómo jóvenes y menores usan vocabulario despectivo hacia las chicas y mujeres de cualquier edad sin ningún tipo de rubor, cómo las violencias crecen contra las mujeres a manos de los hombres, las manadas de violadores se multiplican o cómo los asesinatos por violencia de género han aumentado este año, de hecho, el último ha sido este fin de semana en nuestra región, Toledo.
En la Introducción, se nos advierte del peligro que tiene resignificar ciertos términos para que sea difícil de conceptualizar el feminismo y la igualdad entre mujeres y hombres, con ello el machismo ahora es neomachismo y su relato no solo es negacionista sino victimista, siendo esta última la característica, según Feliciano, que distingue al patriarcado actual. También mantiene que cuando la igualdad aumenta, el feminismo escala posiciones, la reacción del machismo es virulenta basándose en la libre elección, el determinismo biológico y el individualismo sociológico. Estos tres dogmas básicos (pág.24) serán criticados a lo largo de los capítulos del libro que se divide en cuatro partes.
Primera Parte: "El patriarcado no existe" aquí se recorre el camino del patriarcado desde su origen histórico, su definición, en qué consiste y cómo jerarquiza los géneros, por qué sigue en vigor bajo la apariencia de algo natural, de algo jurídico, costumbrista o religioso, incluso constitucional, para pasar a exponer lo malo y erróneo que tiene este fenómeno sociocultural imperante. Diferenciar entre igualdad real y legal, esclarecer términos como equidad, discriminación positiva, micromachismos o hipersexualización son tareas que lleva a cabo el autor porque siguen sin entenderse hoy.
Segunda parte: "No hay brecha salarial ni techo de cristal, la acción positiva discrimina al hombre" ofrece un análisis socioeconómico de las condiciones laborales en cuanto a jornadas, salarios, posibilidades, ascensos, cargos, responsabilidades familiares, estereotipos y prejuicios acudiendo al mundo empresarial, sindical o ministerial. Expone el fenómeno "suelo pegajoso" procedente de la sociología para expresar que las mujeres tienen mayor dificultad a la hora de dejar los trabajos más precarios, peor pagados y con mayor temporalidad. La terminología a aclarar se refiere a la discriminación positiva, la conciliación, currículos ciegos, guarderías públicas, división sexual del trabajo, coeducación o techo de cristal (numerosos ejemplos actuales). No es menor la importancia de las cuotas, de cómo entender la maternidad y crianza de hijas/os o de explicar el mito de la libre elección en el la mujer no elige nada de nada más bien su género la condiciona en todo porque el libre mercado es patriarcal y vivimos en un capitalismo de competitividad sin límites, generador de desigualdades por principio.
Cuando aparecen elementos económicos los políticos van detrás inmediatamente, o a veces delante disimuladamente. La democracia se pone en cuestión si la mitad de la población es considerada inferior, se debilita tanto que el Estado de Derecho tienen que actuar para que haya cierto equilibrio, por lo que se necesitan las derechos y los deberes, las oportunidades reales, la dignidad y la justicia social, alejando la perversa versión de quedarse en la biología como única descripción de las diferencias entre hombres y mujeres. Se trata de cultura, de patrones y modelos culturales, de ideas, porque no hay diferencias entre los cerebros de mujeres y hombres como para justificar superioridades o inferioridades de uno sobre el otro. La desigualdad es cultural.
Tercera parte: "La violencia no tiene género. La Ley Integral contra la Violencia de Género discrimina a los hombres". Para abordar razonadamente este mito, Feliciano parte de los datos oficiales de organismos nacionales e internacionales, ONU, OMS, diferentes Ministerios españoles, UE, CGPJ, Fundación ONCE, INE, Convenio de Estambul y otros. Con ellos argumenta en contra del neomachista distinguiendo entre violencia y agresividad, tolerancia social al maltrato y contribución a perpetuar el maltrato llegando así a la definición de violencia de género como violencia estructural, cuantitativa y cualitativamente, ya que es necesario un contexto cultural de desigualdad en el que el varón es privilegiado y la mujer un objeto, propiedad, sobre el que ejercer dominación en todas sus formas con lo que el terror y la sumisión del colectivo dominado forman parte de las consecuencias del ejercicio de esta violencia, considerada un derecho del hombre, un instrumento para sentirse superior.
Insiste el autor en que la clave es social, el entorno, los roles, la tradición, las normas de género, las costumbres, que impiden la seguridad, la libertad y la dignidad de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, nuestra cultura patriarcal favorece las desigualdades y la ideología machista las justifica. "Sin cambiar el contexto sociocultural será imposible erradicar la violencia de género" (pág.322).
De todos los tópicos sobre violencia de género que recorren las cabezas y bocas de la ciudadanía el que se refiere a las denuncias falsas es una constante, así salgan las cifras todos los días en los telediarios. A desmentir este bulo le dedica el libro argumentos inapelables basados en hechos y datos de la jurisprudencia española e internacional, añadiendo que la mayoría de mujeres maltratadas no denuncia por muchas razones, entre otras, por la indefensión aprendida o desconfianza de las instituciones (capítulos 14 y 15), concluyendo al respecto que "igual que una mujer que interpone una denuncia falsa perjudica a todas las mujeres, un maltratador perjudica a todos los varones" (pág. 318).
Cuarta parte: "La violencia sexual es residual y no tiene género". Esta afirmación pronto se derrumba ante la existencia de la pornografía y la prostitución en nuestra cultura, la proliferación de manadas de agresores sexuales, las violaciones masivas en tiempos de guerra, el tabú de la violación de las mujeres como posesiones de maridos, padres y hermanos, todo esto contribuye a crear y mantener una cultura de la violación de la que se habla poco, síntoma de su poder, de ahí la importancia del consentimiento en las prácticas sexuales.
Quinta parte: Crisis del modelo de masculinidad. Rompe el mito de pensar que el feminismo se opone a los hombres y que vivimos en una sociedad igualitaria y demuestra cómo le afecta al varón, muy negativamente, el patriarcado y las justificaciones machistas amparadas en esta cultura en la que la masculinidad es tóxica (suicidios, alcoholismo, prisión, paro, competitividad, precariedad, adiciones, violencias). Antes de acabar afirma que "cuando la masculinidad patriarcal se siente amenazada se vuelve violenta" (pág.434), tal vez, como constatación del presente insoportable en materia de violencia de género.
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