lunes, 9 de diciembre de 2024

MADINA MüRSIYA

 CENTRO DE INTERPRETACIÓN MADINA MURSIYA

Plza. Santa Eulalia, Murcia

A 3,5 metros bajo nuestros pies, en una coqueta plaza, muy cerca del bullicioso casco histórico de la ciudad, este Centro de Interpretación te recibe con un tesoro en su interior. De acceso gratuito, la visita se realiza entre aromas a jazmines, vídeos de protagonistas históricos y una ampliación, desde abril, con nuevos enterramientos.

No es necesario guía porque la información es contaste en las, en forma de textos, imágenes y vídeos que recrean la época musulmana entre los siglos IX y XIII, gran esplendor medieval. El recorrido está perfectamente indicado y el tiempo que tardas lo pones tú. El amable responsable del centro, en la entrada, te indica cuatro apuntes y deja que descubras el interior, luego, a la salida te explica todas las dudas que te pudiera generar la visita, las curiosidades e intereses sobre el contenido.

Resulta reconfortante saber por qué las cosas son como son, cómo se llaman, qué significan, lo que mantenemos y continuamos, los numerosos elementos que explican el presente. Cada vez que tengo oportunidad de saber sobre nuestro pasado la aprovecho y confirmo la diversidad de antecedentes que tenemos, las mezclas de culturas que nos componen y la riqueza que supone tanta variedad en nuestra vida, en todos los órdenes sociales, culturales, económicos...

Es muy fácil tomar conciencia del peligro de los relatos aislados sobre la historia de los pueblos, de la enorme torpeza de considerar la parte por el todo, de tantos y tantos prejuicios que enemistan a vecinos por el hecho de ignorar que compartimos lengua, agricultura, creencias, costumbres y suelos. Digo que es fácil en lugares como este museo público. Lo que cuesta entender por este motivo es el comportamiento de intolerancia permanente y odio hacia quienes piensan de manera diferente, como si nosotros hubiéramos pensado siempre igual, hubiéramos hablado, comido, vestido y organizado las ciudades siempre igual.

Merece la pena turistear por los museos propios de los lugares que visitamos porque podemos encontrarnos en ellos y comportarnos de manera más justa con nuestros contemporáneos.


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