NORMALIZANDO PARA SOPORTAR
Desde cirugía a enfermería, todas las personas que trabajan en la sanidad pública española han tenido que normalidad lo anormal para seguir soportando las condiciones de su trabajo a diario. Me refiero al nivel de maltrato al paciente ante las interminables listas de espera y poco personal.
No es normal que tras un año de espera para una artroscopia el traumatólogo te diga que hay que esperar otro año más para una prótesis y no sentir empatía alguna, incluso frivoliza con bromas de mal gusto haciendo juego con el desinterés de su enfermera ante las preguntas y dudas de los atónitos pacientes, incrédulos e inconscientes del trato humillante que sufrimos en consulta. Solo cuando, en la entrada del hospital, recordamos las palabras y tonos que hemos escuchado dentro nos echamos a temblar.
Resulta que no solo no les ha parecido una barbaridad tener que esperar un año más sino que han bromeado y cambiado de tema, ahí, sin más, en plena consulta, ante nuestras narices.
Debo suponer que no son ellos mismos, sino el estado de deterioro de la salud pública lo que está sosteniendo sus comportamiento, sus palabras y actitud.
Como paciente, también tengo que hacer un ejercicio intenso para soportar el nivel de vejación que me generan los servicios públicos a los que contribuyo a mantener. A este paso, tal vez, haya que dejar de mantener en este estado ridículo, mínimo, meramente simbólico, la sanidad y pensar en otro modelo sanitario, uno que nos pueda curar, sanar, de verdad, a tiempo. Ojalá alguien tenga la fórmula de dicho modelo sin que sea demasiado caro ni demasiado tarde, ya que la política actual de servicios públicos sanitarios de Castilla La Mancha no nos la merecemos, en realidad no se la merece nadie y no tiene visos de mejorar en absoluto, es más se comparada con otros territorios nuestras listas de espera no son las más largas, dato que convence a nuestros políticos para seguir sin resolver el gravísimo problema de salud de la región.
Vivimos en un continuo soportar lo insoportable, para lo que tenemos que normalizar el sufrimiento, la desesperación y la angustia que nos generamos unos a otros. Esta es muy difícil de llevar. Normalizamos las barbaridades, las injusticias, los abusos, los malos tratas y vejaciones como consuelo de tontos, para no ahogarnos en nuestro propio vómito de inmoralidad y falta de humanidad.
Me encantaría volver a consulta y salir de ella con la sensación de ser una persona, atendida por personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario