UNA VIDA SENCILLA
Ann Hui, 2011
Tal vez porque nadie ha cuidado de mi familia que no fuera mi familia misma o porque las relaciones de dependencia de las personas mayores siempre las he vivido precisamente en y con la familia, la historia de esta película me resulta atrayente.
Los cuidados, ese tema que resulta tabú para buena parte de la sociedad que parece que ha venido de Marte y a Marte regresará cuando enferme o sea mayor, es el eje central de este melodrama japonés. Un hombre maduro es atendido desde que nació por la asistenta familiar que enferma y decide ir a una residencia para que la cuiden y así acabar sus días.
La directora muestra la vida de las residencias de mayores sin escatimar espacios, gestos, intimidades, relaciones familiares, profesionales y estados de salud precarios. Lo normal.
El protagonista, sin ataduras personales de ningún tipo, se hace cargo de su asistenta hasta el final. Esta relación entre ambos es el argumento clave y es la maravilla de la película porque se muestran con toda naturalidad aunque la vejez y la enfermedad sean esa parte de la naturaleza humana que menos nos gusta. Resuelven con sensatez los problemas de salud, los económicos y los familiares, lo que no significa que las emociones no existan ni se muestren. Hay muchas sonrisas y risas.
El ritmo lento y el escaso guion hacen que se perciba a ratos como un documental, sin embargo las escenas de secundarios le dan vivacidad y dinamismo, ya sea la familia, los residentes, los amigos o el trabajo del protagonista.
Fue premiada en Venecia y no me extraña porque es valiente la directora al elegir un tema íntimo, que supone un retrato social muy relacionado con los valores éticos, las tradiciones, los prejuicios, las costumbres, los roles de género, y las expectativas personales. Cuidarnos supone toda una vida, la vida, la única que tenemos.
Cine social con trasfondo personal o cine personal con trasfondo social, muy oportuno y actual. ¿Qué papel juegan las personas mayores en nuestras vidas antes de ser nosotras y nosotros mayores? ¿qué papel jugamos en sus vidas? ¿cuánto nos jugamos ambos?
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