PRUEBAS DE APTITUD
Esta semana se han publicado los resultados de la Prueba de Aptitud Personal que el alumnado que quiere estudiar un grado de educación infantil o primaria en Cataluña tiene que realizar. El 46% ha suspendido y del aprobado, quien procede de estudios de Bachillerato aprueba más que quien lo hace desde FP.
En otras comunidades autónomas se lo están pensando. ¿Por qué parece necesario seleccionar a quienes estudiarán para enseñar a la ciudadanía más pequeña?
Probablemente para quienes nos dedicamos a la enseñanza no nos resulte extraño porque, a diario, vemos aptitudes entre los miembros del claustro de nuestros centros que no son buenas para enseñar a nadie, ni para dirigir equipo de trabajo. La aptitud es clave para muchos ámbitos de la vida ¿por qué no lo iba a ser para enseñar y dirigir centro educativos?
Seguro que muchos docentes podemos contar anécdotas de mala educación entre nuestros compañeros que estarán presentes en su día a día delante de su alumnado. También sobre decisiones de los equipos directivos que favorecen a unos y desfavorecen a otros. Y lo más grave, decisiones de directores/as que van conta los intereses del alumnado.
Entre las familias con hijas/os en edades escolares también habrá quien pueda contar experiencias desagradables o incluso perjudiciales. Todos hemos ido a la escuela y tenemos recuerdos de maestros/as más o menos afortunados.
Las leyes importan, pero la aptitud de quien tiene que aplicarlas también.
Por todo esto y más, tiene sentido realizar una prueba de aptitud, aunque sin saber en qué consiste resulta prematuro aventurarse sobre los resultados y su incidencia en la calidad de loas futuras maestras y futuros maestros. En cualquier caso, hay que celebrar que resulte interesante para la sociedad el nivel profesional de quienes nos enseñan a ser personas, menos mal que hay comunidades autónomas sensibles con este asunto fundamental en la salud democrática de la ciudadanía.
Cada vez está más clara la relación que tienen hechos inmorales, delictivos, antisociales de nuestros jóvenes con la educación recibida, en casa y en el colegio. Desde la ciencia nos dicen que la educación es la clave para una vida saludable y respetuosa, (pensemos en los constantes casos de acosos, anorexias, violaciones de menores, fobias violentas, racismos, machismos, y otras perlas sociales, muy bien acomodadas en nuestro estilo de vida) por lo que conviene que quienes se dedican a ella no sean de cualquier manera.
Por otra parte, también es visible, aunque no sea noticia, que la educación pública española está sometida a un vaivén legal que no favorece a su confianza. Hay que estar muy bien preparada/o para asumir, de un curso para otro, grandes cambios curriculares y aptitudinales.
Ojalá cunda el ejemplo en numerosos puestos públicos de gran relevancia social. Los beneficios serían muchos si tomáramos conciencia de la importancia de nuestro trabajo como funcionarios/as, servidores públicos.
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