ALGUIEN QUE CUIDE DE MI
Daniela Fejerman y Elvira Lindo, 2023
Cuando en el trabajo la competitividad está a la orden del día no puedes descansar ni un segundo, el ritmo diario está condicionado a las exigencias feroces de los jefes, el tiempo y el espacio pertenecen a las necesidades de tu profesión, a veces no cabe la familia, no caben relaciones personales que no sean profesionales. Los días y las noches, las semanas y los meses, pierden sus límites horarios y cuando te paras la sensación de aturdimiento te recorre todo el cuerpo, todas las ideas, todos los recuerdos y los proyectos venideros.
La juventud ha pasado sin ser muy consciente de ella, pero hay cosas que han dejado surcos importantes, profundos, imposibles de eludir, ahí están y te conforman veinticuatro horas al día, cada día. Aunque nadie lo sepa, tú sí, lo sabes y los sientes porque el ritmo de trabajo ya ha bajado, la edad ya te permite tomar distancias y las oportunidades escasean, entonces resulta que la vida era esto que tienes delante, por dentro y que se te impone inexorablemente.
Mujeres, de la misma familia, dedicadas al teatro en Madrid durante los últimos cincuenta años. Abuela, hija y nieta, un par de amigos y un trozo de la historia reciente de España.
Como hay una escritora en la dirección se nota la literatura en el guion, en la fotografía, en los planos, no tanto en la historia, aunque puede que la elección de los personajes sea también muy literaria, quiero decir, muy de novela.
Las actrices están brillantes, componen una historia que parece menor, pequeña, sin importancia, una tontería que es, ni más ni menos, un ejemplo del modo de vida de mucha gente, que, además, se puede extrapolar a otras profesiones porque de lo que se trata es de los cuidados, de lo que necesitamos desde que nacemos hasta que nos morimos. Por esto va un poco de cada una de las personas que vamos al cine, justo esto es lo que hace, muchas veces, que vayamos al cine.
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