miércoles, 31 de mayo de 2023

ELECCIONES

MILAGRO: PENSAR ANTES DE VOTAR



Pensar en los demás es un ejercicio del pasado, de otros tiempos, cuando el consumismo desaforado ni se imaginaba, cuando la vida era presencial y compartíamos la calle, las bibliotecas, los parques, el autobús, cuando cuidábamos del medio y nos cuidábamos por sabernos parte de él.

Como ya no compartimos espacios ni tiempos con los demás, ni se nos ocurre que pudiéramos tener algo que ver con sus vidas cada vez que compramos, viajamos, tecleamos o votamos.

El clima social es tal que el individualismo impide ver nada más. Por esto, quien tiene la posibilidad de comunicarse con los demás consigue llevar su discurso, se hace oír, y hasta convence para que quien le escucha haga lo contrario de lo que desea, de lo que le conviene, tal es el poder de la palabra, tal es la naturaleza social humana.

¿Quién habla con los estudiantes para decirles que en breve les subirán las tasas académicas, las matrículas universitarias, el transporte, los programas informáticos, que cerrarán las bibliotecas y los laboratorios por falta de personal, que sus prácticas no estarán remuneradas, que no tendrán contratos si son becarias/os, que los másteres seguirán subiendo y subiendo?

¿Quién hablará con los jubilados y les dirá que les van a bajar la pensión o que no se la subirán en una década?

¿Quién nos hablará a la clase trabajadora y nos dirá que no nos podremos jubilar hasta los 68 años?

¿Quién hablará con la gente que vive de alquiler y les dirá que tiene que compartir piso porque subirán los precios de las casas?

¿Quién hablará con los médicos/as para decirles que tendrán más pacientes en menos tiempo? 

¿Quién hablará con maestras/os para decirles que tendrán más alumnado por aula?

El voto democrático ha de servir para vivir mejor, estudiantes, mayores, trabajadores, en la sanidad, en la escuela, en el transporte, en los servicios y en las empresas. Porque si le va bien al vecino, a la vecina, me va bien a mi, este es el individualismo democrático, no el individualismo egoísta que se está imponiendo sin escrúpulos adornado de nacionalismo localista como si fuera la última moda en redes sociales.

Después del 28M pensar antes de votar es cosa de milagros...lástima, hay otra oportunidad el 23J, aunque solo sea cuestión de fe, fe en la sociabilidad humana, pensemos antes de votar.


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