ERRE, ERRE...(fácil) JÓN
Qué ironía tan perversa. Cuando todavía está de estreno la película de Icíar Bollaín Soy Nevenka sobre el caso de acoso sexual en el Ayuntamiento de Ponferrada, y por esto el tema está sobre la mesa, el trabajo de Cristina Fallarás sobre violencia sexual contra las mujeres expone el caso Errejón.
En dos días se le ha destituido de todos los cargos políticos, de hecho ya es exdiputado, pero está clarísimo que seguimos viviendo una cultura machista hasta la médula y que todas las prevenciones son pocas. Espero que toda la sociedad preste atención y tome medidas y no haya que esperar 20 años, como en la película citada, para crear conciencia y sensibilidad sobre lo malo que es el machismo en cualquiera de sus formas, lo practique quien lo practique.
Cuando en clase de Ética (Fª) nos preguntamos por qué hacemos lo que hacemos, abordamos el tema de los principios y valores éticos e inmediatamente después lo hacemos de las consecuencias, así tenemos los dos lados desde los que analizar la conducta humana. Nuestros comportamientos responden a muchos factores, algunos ni los podemos conocer por ser inconscientes, pero aquello de lo que estamos convencidas influye mucho como respetarnos, empatizar, tratarnos con dignidad e igualdad, esos valores éticos básicos de una sociedad democrática actual. También lo hace las consecuencias de nuestros actos, si causamos daño a otras personas, a nosotros mismos o a ambos. El caso es que cuando somos adultos ya podemos estimar los dos lados perfectamente antes de actuar, de hecho se les supone a determinadas profesiones como la de diputado/a por defecto como al policía, a la jueza o al personal de la salud. Si además en la práctica de su oficio se está familiarizado con el feminismo, algo totalmente deseable en cualquier oficio, resulta más grave lo que ha hecho Errejón.
Sus actos han sido calificados de muchas maneras, puede que de todas las posibles, para mi son inmorales y delictivos, sancionables individual y socialmente. La demagogia mostrada por Errejón representa un daño en la democracia, impide la confianza de la ciudadanía en sus representantes y dirigentes y facilita el auge de la derecha y extrema derecha, esa ideología que no necesita argumentar sus afirmaciones porque se dedica a enaltecer todo tipo de sentimientos y emociones, a cual más visceral, flotando en mentiras y negacionismo de todo tipo.
Hoy tenemos políticos machistas, lo sabemos porque ellos mismos muestran su machismo en su conducta y en las redes sociales, en muchas administraciones del Estado, hombres y algunas mujeres que deberían ser expulsados de sus cargos públicos y pasar por los juzgados. Esta lacra social, tan interna e intensamente alimentada en nuestra cultura, tiene que desaparecer también de las filas políticas. Necesitamos mecanismos ágiles, alarmas eficaces y permanentes que salten ante la más mínima expresión machista.
Todo mi apoyo a las mujeres víctimas de Errejón y de cuantos, anónimos, abusan, intimidan, maltratan y humillan usando su poder institucional.
Ojalá hoy empecemos a tomarnos más en serio la IGUALDAD de todas las personas y la persigamos con más fuerzas que ayer.
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