¿DEMOCRACIA EN EL GOBIERNO BALEAR?
Cuando las personas elegidas democráticamente se comportan antidemocráticamente debe haber mecanismos legales ágiles para que dejen de hacerlo cuanto antes porque sus actos impiden, precisamente, la democracia. Son varias las ocasiones en las que el presidente del Parlamento Balear, Gabriel Le Senne, se comporta antidemocráticamente y continua en su cargo, teniendo más oportunidades de hacerlo, de hecho estos días lo ha vuelto a hacer tanto como para salir en los telediarios. La antidemocracia tiene consecuencias en la democracia.
La realidad supera la ficción, dicen, y la realidad política española no es una excepción. Resultaría inverosímil pensar, mucho menos comprobarlo, que en 2024 quien preside órganos administrativos encargados de dirigir y organizar la vida de la ciudadanía lo hagan de manera dictatorial. Sin embargo, el presidente mencionado actúa de manera franquista en su cargo político, probablemente lo haga en cada minuto de su vida con independencia del contexto en que esté. De manera que tenemos un Parlamento democrático presidido por un dictador.
El Derecho español contempla el delito de odio y parece que se ha denunciado a esta persona por odiar. Pero según están las cosas de la Justicia puede que no sea condenado y se mantenga en su cargo cometiendo más actos franquistas. Ya ha pasado.
Tal vez, debería haber otros mecanismos más eficaces para impedir que la antidemocracia campe a sus anchas en tiempos y espacios de democracia. Hay códigos éticos en muchas profesiones que garantizan una adecuada praxis. Podría ser la ÉTICA la pieza que falta en la democracia para que casos tan obvios de antidemocracia no se den o se den menos, ya que parece imposible que el franquismo desaparezca de nuestra cultura política.
Ética política en tiempos de democracia siglo XXI.
Como no se haga algo pronto puede que veamos más casos de franquismo, fascismo, dictaduras, gobernando nuestra querida España de monarquía parlamentaria, constitucional, estado social y democrático de derecho. Algo que suponga coherencia, aunque solo sea semántica, estaría bien, por ejemplo si un sistema de gobierno se llama democracia no debe practicarse el franquismo, el machismo y la impunidad, al menos, entre quienes ocupan cargos públicos. Claro que este deber deberíamos creérnoslo primero como sociedad.
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