NO SOLO DUELEN LOS GOLPES
Pamela Palenciano
En una de las salas grandes de la Facultad de Bellas Artes llena la artista, víctima de violencia de género, ha representado parte de su vida interpretando a su maltratador, violador, novio, la persona de la que se enamoró en la adolescencia y a ella misma. Iba y venía de ser él a ser ella, así que ha habido escenas en las que ella ha sido él y solo con ayuda terapéutica ha podido verlo y remediarlo tras muchos años.
Su experiencia vital en El Salvador le acompaña como estilo de vida, le da dosis de conciencia social para saber qué es real y dónde siguen estando los privilegios patriarcales que, una vez, se unieron al capitalismo formando el capiarcado que nos envuelve por todas partes.
Nos ha emocionado hasta silenciar la sala como si no hubiera nadie, hasta encogernos los músculos de la cara y del cuerpo entero como si nos estuvieran violentando allí mismo. Su entrega no deja indiferente a nadie mínimamente sensible.
En el viaje que ha realizado nos ha mostrado postales de la educación de la casa familiar, de la que recibimos del colegio, de los amigos, de las vecinas, de la sociedad, cómo lo que aparece a simple vista no es lo que sucede de verdad, lo fácil que es tergiversar la realidad a favor del maltratador, lo acostumbrada que está nuestra cultura a culpabilizar a las víctimas, la aceptación como normalidad de soportar las diferencias, lo peligroso del contagio de la violencia, los riesgos que seguimos corriendo si levantamos la mano, la voz o denunciamos.
Pamela lleva muchos años subida a los escenarios, realizando talleres, hablando sobre violencia de género y las cosas no terminan de cambiar, de hecho parece que empeoraran. La siguen insultando, amenazando e intimidando, incluso la aislan desde posturas llamadas feministas porque su discurso enseña que los abusos de poder están en todas partes y las violencias se ejercen igual ya sea en el racismo, en la xenofobia o en patriotismo.
Reconozco su valentía y me duele que haya que ser valiente todavía para decir la verdad y enseñar los hechos tal y como son, sin eufemismos, sin oportunismos, sin buscar crédito de ningún tipo. Pamela menciona a quienes la acuerpan porque sin esas personas no aguantaría hacer el monólogo, agradece la tarea de su psicóloga y sus terapeutas como necesaria para sus salud mental que es sencillamente salud.
Desde aquí os animo a que la busquéis en los teatros y la veáis. También quiero agradecerle su enorme trabajo y compromiso con la igualdad, la dignidad y el respeto.
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