jueves, 21 de noviembre de 2024

MARCO

 MARCO

Aitor Arregui y Jon Garaño, 2024


Verdad inventada y hechos reales podrían ser dos parejas de palabras incompatibles, sin embargo en esta película que cuenta la vida de Enric Marco Batlle son inseparables, son lo mismo, confluyen para ser en la historia vivida de este hombre fallecido a los 101 años, prácticamente habitante de todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI.

Eduard Fernández se convierte en una persona incansable respecto a su ego, alguien que vive una mentira durante treinta años hasta las últimas consecuencias, salpicando a familiares, deportados de campos de exterminio nazi, política y políticos, amistades, educación y prensa. Todo lo que toca, todo lo que alcanza, que es mucho e importante, lleva el sello de la mentira. El actor está de diez.

Cuando se descubre la inmoralidad sin nombre, dada la gravedad de la mentira y la duración, las consecuencias que sufre este hombre no acaban de hacerle mella, hasta el último de sus días defiende que el fin justifica los medios, y un poco así es por el contexto histórico que envuelve la trama, que no es más que la atroz, por fascista, historia de España y Europa del pasado siglo.

Resulta increíble el poder de la mentira y, sobre todo, el poder del mentiroso, su personalidad y moralidad, sus ideas y estilo de vida. No debe ser fácil inventarse una vida 24 horas 7 días a la semana, sin embargo es el caso. Alucinante, aunque no debe ser el único que lo haya hecho ni que lo vaya a hacer. Los personajes, personas, que rodean a Enric cumplen papeles extraordinarios, necesariamente secundarios, que propician el egocentrismo y ansias de protagonismo sin ser conscientes, bueno, no todos.

La película está muy hecho hecha, todos los elementos encajan perfectamente, cohesionan y transmiten, con la luz, con las miradas y los silencios, la música y sobre todo con la interpretación del elenco de actrices y actores maravillosos, todos contenidos, a la fuerza.

Desde luego que hay vidas de cine, literalmente, porque la ficción es la realidad y esta es mentira.

En este caso, lo de la persona y el personaje no tiene sentido, como en ningún otro caso real, una y la misma persona son una y la misma cosa: egoísta sin límite alguno.



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