PUAN
María Alché y Benjamín Naishtat, 2023
Qué interesante resulta ver la Facultad de Filosofía de la universidad argentina desde una butaca de cine habiendo estudiado Filosofía en Madrid. Además algo de esto hay en el argumento porque uno de os protagonistas da clases en Alemania y pretende hacerlo en su país, Argentina, donde estudió.
El caso es que Europa y América se miran, la una a la otra, a propósito de la enseñanza de la Filosofía, mucho más allá del ámbito universitario, porque la asignatura que imparten os protagonistas es, ni más ni menos, que Filosofía Política, así los contextos sociales, económicos, laborales, familiares, sexuales, legales, policiales y de género están presentes marcando los escenarios, los tiempos y las derivas secundarias que van confluyendo en la trama principal.
Clases particulares de Filosofía a una señora octogenaria rica. Clases de Filosofía a personas de barrios marginales. Clases de Filosofía a estudiantes en la facultad, y entre clase y clase, la familia, la amistad, los deseos, las decisiones, las obligaciones y las insumisiones. Eso sí, interferidas por un tipejo que trastoca todo lo que es y puede ser el mundo del profesor Marcelo.
Hay tantas oportunidades de asistir a clase de Filosofía que acabas apreciando su utilidad, aunque solo sea por los originales y oportunos ejemplos que se le ocurren al profesor, especialmente al hilo, clásico, de los libros de autores de los siglos XVII y XVIII ya que resulta de lo más actuales. También aparecen citados filósofos del siglo XX que resultan somníferos.
Siendo argentina la película contiene humor y crítica social a partes iguales, quiero decir que son ingredientes inevitables, presentes en la historia que se cuenta porque están en las pintadas de la facultad, en los pasillos de espera para ganar la cátedra, en el parque, en la calle, en la televisión, en el bus, en las cafeterías o visitando pisos para comprar casa.
La infancia, protagonista filosófico donde los haya, está muy presente en el hijo que, cada vez que interviene, da autenticas lecciones filosóficas del más alto nivel.
Las mujeres, omnipresentes, son las protagonistas sin serlo porque representan todos los roles, buenos, malos y regulares, para que sea una película social, realista, actual.
Los diálogos, elemento filosófico por antonomasia, son fundamentalmente acción, resulta que el lenguajes es performativo y así entendemos el final, con la inclusión de la ética política, de la praxis que ha estado sobrevolando todo el tiempo la vida de los profesores, ya sea cantando o protestando, enseñando o cooperando.
Un gustazo ver esta película en pantalla grande porque grandes son las preguntas que nos hacemos y al hacerlas grandes son las cosas que pasan, en la infancia casi se puede ver cómo cree el niño, la niña que pregunta al obtener respuesta y seguir preguntando. En las personas adultas, apenas se ve, pero sucede lo mismo, el crecimiento resulta de la interrogación, de la conversación, de la cooperación.
El elenco es magnífico.
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