domingo, 19 de diciembre de 2021

SINRAZONES

 SINRAZONES

¿Por qué lo llaman "mejoras" cuando son desastres?


Ministerio de Educación, Madrid


Estación de Tren, Cuenca

La casualidad, o no, ha querido que este fin de semana se reivindicaran dos asuntos de vital importancia para ser coherentes con los tiempos que corren y las necesidades humanas. Se trata de exigir al gobierno que invierta en lo público, concretamente en comunicación.

Unir personas y servicios es unir personas. Enseñar a argumentar en una conversación es unir personas. Favorecer medios de comunicación sostenibles para el medio ambiente es favorecer la vida de personas vivas y futuras. Favorecer el entendimiento entre pensamientos distintos para convivir en paz es favorecer la vida personal y social.

Eliminar el tren convencional, el que une municipios pequeños y grandes, es barato y asequible a la mayoría de economías, no contamina, ya existe gente que lo necesita para ejercer de personas ya sea como trabajadoras, como consumidoras, como pacientes, como estudiantes o como turistas, va en contra de cualquier lógica, es una de las mayores sinrazones que hay hoy en nuestro país supuestamente ávido de soltar lastre de crisis y crisis encadenadas en las últimas décadas. Cualquier institución internacional avala el uso del tren como el más idóneo para combatir el cambio climático, la despoblación y la desconexión.

Eliminar la enseñanza de la Filosofía de la Enseñanza Obligatoria, la que enseña a dialogar con argumentos, a interrogar con dudas y sospechas para responderse con lógica y pruebas, la que cuestiona lo establecido para imaginar lo probable, la que reflexiona sobre el mejor modo de vivir para la mayoría de la gente, la que acepta críticas por suponer alternativas más convenientes, la que explora todos los caminos del ser en todos los momentos y todos los lugares, supondría eliminar la asignatura que practica todas las cualidades humanas, espontáneamente humanas, para el presente y el futuro.

Estas sinrazones saldrán muy caras y nuestro país no se lo puede permitir, no se lo debe permitir. El cortoplacismo, egoísta siempre, tiene consecuencias nefastas difíciles de revertir. Si la población se queda sin tren convencional se queda sin oportunidades de ser, de crecer, de elegir, de estar en el presente con equidad y justicia social.  Si la adolescencia se queda sin filosofía se queda sin ser ella misma, sin espontaneidad, ni reflexión, sin conexión entre el mundo y su cerebro, sin entender ni analizar lo que le sucede y sucede a su alrededor. En cualquiera de los dos casos el desastre está garantizado, una ciudadanía de segunda o tercera clase que generará dependencias estructurales dado su grado de heteronomía para llevar su propia vida, incapaz de elegir, de saber, en definitiva de ser persona.

Me resulta inevitable recordar mis viajes en Tren a la facultad de Filosofía...

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