¿QUÉ PROGRESO CONQUENSE?
Hoy el PSOE en el Ayuntamiento de Cuenca ha rechazado las propuestas de mejora de la línea del tren convencional porque quiere cerrarlo definitivamente (como si no lo estuviera haciendo ya desde hace décadas) y ser valientes para traer progreso o algo así. La verdad es que suena a otros tiempos antiguos, sin luz eléctrica, ni agua corriente, sin colegios y sin centros de salud, porque todo esto supone el progreso, es decir el bienestar de la ciudadanía, que la sociedad conquense viva mejor que antes.
Hoy hay un hecho innegable que supone auténtico progreso, ese que dice el diccionario que significa "desarrollo continuo, gradual y generalizado de una sociedad en los aspectos económico, social, moral, científico, cultural, etc..." que no es otro que la comunicación, la buena, oportuna, generalizada, efectiva, ecológica, igualitaria, en definitiva la comunicación social. Gracias a este hecho sí se desarrollan los pueblos y las ciudades, que es lo mismo que decir la gente, las personas que vivimos en Cuenca y alrededores (numerosos pueblos con sus numerosas circunstancias).
Para ser "valientes" hay que adoptar decisiones que convenga a la mayoría social, aunque ello suponga descrédito y falta de prestigio en el propio partido o en el club de oportunistas interesados en sus negocios cortoplacistas maquillados de avances pero con olor a egoísmo del auténtico, del puro, del pata negra que tanto hemos sufrido por estas tierras en forma de especulación urbanística, ya sea como Bosque de Acero o de Estación del Ave a cinco kilómetros de la ciudad.
Hay quien dice que en Cuenca tenemos lo que nos merecemos pero no es verdad, no nos merecemos pagar tarifas carísimas y dos medios de transporte para viajar a Madrid o a Valencia, no nos merecemos el uso de medios de transporte contaminantes cuando podríamos tener tren regional en condiciones, no nos merecemos distancias insalvables entre pueblos vecinos, no nos merecemos decisiones institucionales partidistas al margen de la ciudadanía. Queda fatal ir en contra de todos los dictados internacionales actuales en favor de los trenes como el mejor medio de transporte de pasajeros y mercancías por su eficacia energética, ecológica y social.
Haber dejado morir, sin invertir, el tren convencional no significa que no se deba recuperar. La estación está en el mejor sitio posible al estar accesible para todos y formando parte de nudo de comunicaciones urbano. Las infraestructuras ya están, solo hay que actualizarlas y sacarles el provecho necesario, o sea el que necesita la población no un sector minoritario de la misma.
La comunicación social, esa gran área de la humanidad que muestra la extraordinaria capacidad que tenemos de evolucionar para construir un futuro mejor, se está despreciando alegremente en las instituciones conquenses por parte del partido mayoritario, quienes en nombre de la valentía y el progreso la impiden a golpe de fuerza numérica, por los votos, que no de fuerza de la razón, por los argumentos lógicos.
Día triste hoy, otra vez dejamos pasar el tren de la oportunidad necesaria para la comunicación social, así nunca serán serias las políticas contra la despoblación ni en favor de la justicia social.
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