GLORIA BELL
Sebastián Leilo, 2019
Sebastián Leilo realizó una película en 2013 titulada Gloria y en 2018 hizo una nueva versión de la misma. Esto no suele ser muy habitual, en tan solo cinco años un director rehace su trabajo que había cosechado numerosos e importantes premios internacionales en Europa y América.
Cuando he visto la película he buscado algo sobre el director y he comprobado que trabaja bastante sobre mujeres. En esta ocasión (doblemente al rehacer una primera versión cinco años después) una mujer que vive los últimos años de su vida laboral, entre los 50 y los 60, separada, autónoma, sana, con una familia compuesta por una hija que pronto la hará abuela, un hijo que vive con su pareja, una madre que la entiende y un exesposo con el que se lleva bien. Se trata de Julianne Moore en estado de gracia, como casi siempre.
Entre las costumbres que le gustan de su vida está salir a bailar por la noche. En la discoteca conoce a gente y baila, le encanta la música, cantar y bailar. Una noche conoce a un hombre y empiezan una relación. De esta relación va la trama.
Aparece la vida convencional de la mujer de mediana edad que dispone de su tiempo, su dinero, su espacio, de sí misma y cómo decidiendo en cada momento construye su presente y plantea su futuro. Como es lógico, le sucede de todo.
Me llama la atención cómo el coche es un elemento simbólico de autonomía y libertad. Con él realiza actos muy decisivos. En él canta, llora, ríe, fuma... y toma decisiones. Parece que una mujer madura actual es impensable sin coche. Esta máquina pertenece a nuestra cultura occidental tanto que resulta imposible de realizar una película sobre la vida adulta sin ella. Es un elemento generacional, muchas película que tratan la autonomía personal de mujeres introducen el coche como el elemento obligatorio, hay muchas..., supongo que si la protagonista fuera más joven el coche tal vez no aparecería.
En esta segunda versión, Gloria vive en Norteamérica y los aspectos más tópicos de esta cultura rodean su vida, pero consigue que la los hechos y sus consecuencias privadas sean universales. El contexto tan marcado puede hacer pensar que sólo una mujer norteamericana tiene una vida así, sin embargo, a poco que se analice resulta totalmente convincente en cualquier lugar.
La sensibilidad del director y de la actriz consiguen la dosis de credibilidad y empatía necesaria para disfrutar del buen cine con todos sus elementos, buena historia, buen guion, buenas interpretaciones, humor, drama, denuncia...y una banda sonora tremenda!!
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