domingo, 3 de julio de 2022

NIT I DIA

 NIT I DIA

Oriol Paulo y Manuel Huerga


Esta serie catalana, de 2016-17, se puede ver, dos temporadas, en prime vídeo. Yo diría que, si se tiene la plataforma, se tiene que ver. El elenco de actores y actrices, cuatro o cinco fijos y el resto diferentes en cada temporada (por ejemplo Viki Peña y José Mª Pou respectivamente), es extraordinario y las tramas muy actuales y bien entrelazadas. La música añade suspense y la realización es de mucha calidad.

Barcelona ahora mismo. Asesinatos, corrupciones, polis, forenses y jueces.

La vida de los protagonistas transcurre entre el trabajo y la casa. En cada ámbito suceden muchas cosas, no siempre buenas, que salpican al otro ámbito, mostrando un cuadro de realidad a veces insoportable precisamente por ser real.

Hay pistas por todos lados, algunas despistan y otras son inverosímiles, pero todas contribuyen a crear una atmósfera de intriga y expectativa que te mantiene delante de la pantalla, a veces aunque sea fácil predecir lo que sucederá, tienes que quedarte a verlo porque podría no suceder.

Los planos, casi siempre oscuros, están en consonancia con lo turbio de las escenas que plantean los guionistas. Cuando hay luz la temática tiende a ser más llevadera, una pareja que quiere tener hijos, unos compañeros de trabajo que ligan entre ellos, una padre y una hija adolescente (1ª temporada) o una niña que quiera aprender a jugar al ajedrez, un médico de prestigio que hace operaciones milagrosas, un ascenso en el trabajo (2ª temporada), aunque siempre ronda el fantasma de la sospecha, nada acaba siendo lo que parece.

Resulta especialmente oportuna por abordar la corrupción en la Justicia, la corrupción en la Política, que suponen otras corrupciones menos mediáticas pero igual de reales y perjudiciales socialmente como la prostitución, drogas, chantajes, malos tratos, violaciones, extorsiones, asesinos a sueldo, psicópatas, pederastas, blanqueo de dinero y otras tantas que se reproducen a diario en cualquier pueblo y ciudad. 

Engancha desde el primer capítulo. Los personajes resultan familiares desde el principio y todos tienen sus noches y sus días, sus luces y sus sombras. La denuncia social, de nuestra cultura más incrustada en la calle, en los despachos, en las comisarías, en los bares, en el día a día está muy claramente representada, muy reconocida y es una tanto terapéutica.

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