LAS QUE LIMPIAN
Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman.
6/2/25 Teatro Auditorio de Cuenca
El trabajo o traballo de las mujeres o mulleres que no protagoniza nunca ningún cartel ni ninguna portada de los telediarios, de los festivales de cine, de los espectáculos de festejos, de las propuestas laborales de las comisiones de personal de las administraciones públicas, que, a veces, aparece entre las reivindicaciones de algunos sindicatos y un poquito en las medidas y discurso de la ministra de trabajo a la que no se le da mucha importancia especialmente si lo que consigue cambiar son los derechos de este colectivo. Ese trabajo, quienes lo realizan, es la trama de esta obra de teatro, son las mujeres camareras de piso las protagonistas con sus circunstancias sociales, que son las de cualquiera que viva en España.
El número de horas de trabajo importa. Las condiciones de trabajo importan. Las atenciones médicas laborales y los tiempos de estas atenciones importan. El salario importa. Todo esto es fundamental para que las camareras de piso puedan vivir con dignidad y quienes disfrutamos de su trabajo tenemos parte de responsabilidad como consumidores y como votantes.
Hace años escribí un artículo (Entrada - Editar) a propósito de la lista de hoteles dignos, de Canarias, porque las trabajadoras consiguieron algunas de sus reivindicaciones tras muchos años de lucha. Anoche en el Teatro Auditorio de Cuenca me acordé mucho de este hecho, que las actrices mencionaron a lo largo de su trabajo sobre el escenario, porque además de actuar haciéndonos reír y llorar, haciéndonos partícipes de su propuesta, también ofrecieron datos reales de la situación actual del colectivo de trabajadoras.
Es imposible reivindicar derechos sin denunciar abusos. Somos así. Aguantamos y aguantamos hasta que no podemos más y entonces no queda otra que denunciar lo que nos está matando, a quien nos está matando. Así que aparecen como protagonistas la corrupción política, esos partidos que conviven con empresarios, unidos por las mordidas o porcentajes del dinero público que se llevan a su saca que no para de engordar, gracias entre otros factores a ciertos jueces corruptos a su vez. Así que es necesario citar a las empresas que consiguen subvenciones millonarias por explotar el medio ambiente y a los animales degradando la vida del lugar incluida la humana con las que construyen grandes complejos hoteleros a pie de playa. Se hace necesario hablar de los conseguidores que aprovechan los peores momentos de la vida de la gente para forrarse con el dinero que tendría que destinarse a satisfacer necesidades como la salud.
Vimos desfilar por el escenario a dueños de cadenas hoteleras, presidentes de gobierno, enlaces sindicales y trabajadoras que, unas veces estaban trabajando, otras en el médico (de la Seguridad Social a la Mutua, de la Mutua a la Seguridad Social) y otras protestando, casi siempre cantando y bailando. Todo con gran sentido del humor, coreografías llamativas y grandes dosis de crítica social, fundamentalmente machista y patriarcal, con ejemplos perfectamente reconocibles y oportunos como el número de habitaciones por jornada cobrada a 3 euros la hora.
Las tres actrices que representaron todos papeles nos enseñaron lo que hay detrás de nuestro día a día y nadie nos enseña, ni nosotros nos preocupamos por saber. Esta lección de realidad que tan bien sabe hacer el teatro es fundamental. Desde aquí doy las gracias a todas ellas y a quienes forman parte del equipo laboral de esta propuesta artística. ¡Bravas!
Mañana es 8M. Las que limpian, las kellys, nos dejan claro por qué es un día de reivindicación y lucha desde hace 50 años. Hoy, y mañana también, tenemos que seguir provocando la IGUALDAD que no llega a todos los ámbitos sociales, especialmente al del trabajo. La precariedad sigue siendo mayoritariamente femenina, bajos salarios, peores contratos, turnos indeseables, dobles jornadas y techos de cristal que lo único que dejan ver es la cantidad de pastillas que hay que tomar diariamente para resistir, o sea, para llegar a fin de mes.
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