EL BETATO - IBÓN DE PIEDRAFITA
Valle de Tena, Pirineo Oscense
Desde Tramacastilla, caminando hacia las pozas del río Gorgol, cruzando el puente, comienza el sendero que atraviesa un bosque, varias praderas, una pista, un llano y el arrollo del mismo ibón que te espera unos metros más arriba. El paisaje que se abre no tiene desperdicio, a un lado picos, a otro también, en frente tan altos como la Peña Telera de 2762 metros. Buitres, águilas, milanos, cuervos y otras aves surcan el cielo nublado, de vez en cuando, sueltan un graznido que rompe el silencio sobre el Ibón tranquilo y quieto. Las marmotas chillan intermitentemente cuando pasas cerca de sus rocas grises. Y enormes espacios ante los ojos, valles verdes y amarillos para llegar al Arco de Piedrafita que la erosión ha creado sobre la roca.
Toda la mañana, subidas y bajadas entre las hayas del bosque del Betato, donde la luz verde facilita la vida de bojes, helechos, musgos, líquenes y sotobosque espeso. Está cuidado y en primavera debe estar surcado por numerosos torrentes de agua ahora parte del camino.
Cuando subes una montaña dejas atrás un valle. Cuando accedes a un ibón encuentras parajes rompedores, son como cráteres a tus pies cubiertos de agua que fue hielo, rodeados de agrestes montañas donde apenas hay vegetación. En el de Piedrafita tan solo abetos bajos y roca habitada por buitres y quebrantahuesos.
A la izquierda salen más rutas llanas, praderas, piedras sueltas (algunas rodadas), formaciones geológicas de altura y de nuevo árboles, pocos, resistentes, mostrando diferentes alturas y riachuelos que les dan la vida. Abajo se ve, azul, el embalse de Búbal y arriba la estación de Panticosa.
El cielo ha sido otro paisaje, cambiante, espectacular, que nos calentaba unos ratos y nos enfriaba otros, con las nubes yendo y viniendo al albur del viento fresco, pirenaico, fronterizo, salvaje.
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