EMPATÍA SOCIAL
Cuando nos excluyan de las ayudas sociales, económicas, becas, planes de empleo, subvenciones y cualquier otro caso de responsabilidad pública deberíamos solicitar "empatía social", tal vez el Estado, que lo es de Derecho y Democrático, la tenga con la ciudadanía que lo mantiene y paga a cada uno de sus miembros. No nos debería extrañar que hubiera funcionarios empáticos en los juzgados, entre los jueces, ante los desahucios, ante los impagos de los recibos de la luz o el gas o el agua, por ejemplo.
La ministra socialista solicita a la empresa privada empatía porque considera que se está enriqueciendo un poquito más de la cuenta en una situación de crisis pandémica y climática, es decir social. Esa es la solución que se le ocurre. Tal vez habría que solicitársela a ella.
Señora ministra sea usted empática con la ciudadanía y trabaje, que debe estar cobrando un sueldo, para que los servicios básicos, mínimos, no falten en ninguna casa y su falta no genere pobreza y enfermedad a quienes no puedan pagarlos o sus recursos sean tan escasos que tengan que dejar de usarlos.
Exhibir torpeza, indecencia e incompetencia no es necesario, así que, al menos que no nos tomen el pelo con este tipo de bromas de mal gusto. Es muy serio y grave este despropósito de las Eléctricas que operan en España, abusando sin límites en las peores circunstancias sociales y económicas durante la pandemia y las adversidades climáticas. Ambos comportamientos son inmorales y deberían ser ilegales, tanto el robo de las eléctricas como la tomadura de pelo de la ministra.
Si cuesta tiempo nacionalizar la energía deberían darse pasos para ir empezando cuanto antes y mientras tanto abrir alternativas que favorezcan las condiciones básicas para vivir de las personas hoy en día.
El pulso de la eléctricas al gobierno de coalición está superando todos los límites y la ciudadanía lo está pagando muy caro, nunca mejor dicho. Pero las reglas de la democracia son así, se puede gobernar con una coalición de izquierdas y se ha de hacer, las multinacionales no han de coaccionar a los gobiernos y mucho menos en este contexto.
No se debe jugar con los sentimientos y las emociones si son las cosas de comer porque la empatía salva vidas pero es personal e intransferible, es un valor ético clave para la convivencia que no entra en los componentes del capitalismo ni del mercado de las eléctricas europeas.
Seamos responsables de nuestros cargos, cada cual el suyo, la ministra también y dejemos la empatía en su sitio que, desde luego, no es en el mercado eléctrico capitalista actual.
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