domingo, 30 de enero de 2022

BELFAST

 BELFAST

K. Branagh, 2022


A pesar de los tópicos sigue siendo necesario que el cine muestre historias de migraciones. Las irlandesas lo son desde hace siglos, como las de muchos otros pueblos que conocemos menos. En este caso, la religión en Belfast en 1969, causa conflictos violentos entre católicos y protestantes provocando auténticos dramas humanos.

Cuando asuntos macabros de nuestra historia son relatados por niños o niñas parecen cuentos y pierden gravedad. A veces se desinflan al quitarle dogmatismo y relativizarse en la mirada infantil, en la capacidad de entender sin prejuicios de personas de 9 años. Este cine parece querernos decir que lo importante no es cómo pensamos y actuamos los adultos sino los niños, que el mundo vivido con menos años es mejor, o al menos menos injusto.

En la película hay aspectos de la infancia como el colegio, los deberes, los juegos, las amistades, pero especialmente la familia. El protagonista es en su familia y por su familia, desde los abuelos, especialmente el abuelo, cada uno de los miembros contribuye a formar al pequeño y recibe formación del pequeño.

Las distorsiones históricas quedan justificadas por girar todo en torno a una mente infantil. Aunque los escenarios están perfectamente diseñados con todo lo que una calle de la Irlanda del Norte del año que se llegó a la luna merece, incluida la banda sonora que no podía ser sino de Van Morrison.

Me gusta la posición de tolerancia activa que se toma desde el principio. Aunque se asuma la intolerancia, la impotencia, la violencia, la injusticia y la humillación, en todo momento la dignidad queda salvada, a veces con ironía y humor, otras con rabia y, como casi siempre, con la maleta.

La identidad, la tradición y las costumbres pesan mucho. La seguridad, la familia y las amistades también. Pero si las circunstancias mandan, somos capaces de recorrer el mundo entero en busca de tranquilidad y bienestar para los nuestros y nosotros mismos.

Puede resultar demasiado amable, para estar retratando uno de los más sangrientos enfrentamientos entre hermanos del siglo XX europeo, sin embargo, nunca resultará innecesaria esta mirada ingenua y nostálgica hacia un lugar y un tiempo que nos suena, que resuena a veces y que conviene saber para recordar lo que somos capaces e hacernos.

La técnica del blanco y negro y las interpretaciones, maravillosas, salvan a ratos lo obvio.

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