lunes, 10 de enero de 2022

EL CORTOPLACISMO SANCHISTA

 EL CORTOPLAZO SANCHISTA



Lamentable Pedro Sánchez, otra vez, en el ejercicio de su cargo. 

No sirve la excusa de que nunca hubo un gobierno de coalición antes en el que fijarse para seguir metiendo la pata. No sirve la excusa de que haya elecciones en Castilla y León, región eminentemente ganadera,  para mentir y despreciar la verdad como quien desde la oposición no tiene nada que perder y lanza exabruptos a cual más disparatado con tal de estar en los medios. No sirve la excusa de tener que demostrar el poder y mandar callar a segundos cargos.

No tiene excusas que valgan. Reacciona ante los acontecimientos mediáticos, ya sean bulos o insultos, sin altura del cargo que ostenta, sin capacidad de anticiparse, sin argumentos razonados, calmados, convincentes, sin maquillajes innecesarios, sin disimulos que ruborizan a cualquiera que sepa leer y escuchar a las gentes de la ganadería.

Resulta patético, insultante, aunque no nos debería extrañar, ya son unas cuantas las veces que afirma una cosa y hace la contraria por adecuarse a la corriente mediática del momento. Es un ejemplo de animal cortoplacista, de la clase política sometida al albur de quienes tienen poder y no quieren perderlo aunque suponga un perjuicio para la ciudadanía presente y futura. 

Todavía recordamos cómo  no quiso pactar con Unidas Podemos y solo lo hizo cuando no le quedó más remedio o perdía la posibilidad de ser presidente.

Cuando se le pregunta por un asunto tan concreto como las palabras de uno de sus ministros debe ejercer más que nunca como presidente y saber qué palabras dijo Garzón y su significado, especialmente llevando en la solapa la insignia que representa la ecología y lucha contra el cambio climático a nivel internacional. La coherencia no es una mera palabra, tiene la cualidad de comprobarse, de mostrarse, de ser un comportamiento que cualquiera puede observar.

El cortoplacismo es una de las mayores amenazas de la democracia, exige estar en campaña electoral todo el tiempo y así se descuida el deber de gobernar, sobre todo de tomar decisiones a largo plazo por un puñado de votos a corto plazo.

A estas alturas nadie duda de lo que es la ganadería extensiva, la buena y la intensiva, la mala. Nuestra industria lleva décadas perdiendo la buena (saludable, ecológica, garantía del mundo rural habitable) en favor de la mala (insana, contaminante, destructora de la vida rural) fruto de las leyes capitalistas del mercado que se lleva por delante la salud y el clima para que unos pocos se beneficien al momento.

En todos los territorios españoles hay ganadería extensiva, cualquiera que la practique usa los argumentos de Garzón, que son los de Europa (a nivel sanitario, ecológico, paisajístico y poblacional) y los de la Ciencia (medicina, biología, climatología, veterinaria, energía, zoología) por no hablar de la sostenibilidad de la Agenda 2030.

Con lo bien que vamos en tantas cosas por la coalición en el gobierno, resulta deplorable que el presidente sea tan incoherente, dando argumentos a la oposición para que la próxima vez les voten a ellos porque al ejercer el mismo tipo de políticas mejor quedarse con la original que no con la maquillada. Pero qué hemos hecho para merecer esto, nos preguntamos resignada la ciudadanía de a pie, que sin llevar gafas vemos las cosas aunque nos tapen la nariz. Ay, qué tiempos estos en los que hay que justificar las evidencias...hasta el Consejero de Agricultura y Ganadería de Castilla La Mancha ha dado la razón a Garzón, y eso que su jefe Page pide la dimisión, en fin más incoherencias a propósito de lo evidente. Qué nivel!!

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