lunes, 27 de junio de 2022

PROMESAS EN PARÍS

 PROMESAS EN PARÍS

Thomas Kruithof, 2021


Ya sabemos que en política nada es lo que parece, excepto cuando aparecen algunos políticos españoles...especialmente en las reelecciones de líderes y las campañas electorales. En esta película, una carismática alcaldesa, empeñada en salvar las viviendas sociales de sus ciudad que acogen a miles de personas vulnerables, recibe una llamada de "arriba" y sus expectativas cambian respecto a su tarea política y la de su equipo.

Es muy importante ver esta película en versión original para poder apreciar las dimensiones actorales de Isabelle Huppert porque el tono grave de su voz es definitivo para la fuerza y credibilidad del personaje. Siempre lo es en este mundillo, cómo suena una actriz o un actor será suficiente para que nos guste o no la película. En este caso sucede esto claramente. La pareja protagonista lo hace realmente bien.

Está catalogada como thriller político pero  en realidad expone la posibilidad de hacer  política honesta o hacer política (en el sentido más popular del momento actual). Las circunstancias van de un lado a otro para mostrar un panorama corrupto y utópico, con los pies en la tierra y con el culo en los ministerios, con testosterona y abusos en todas las capas sociales aunque siempre están abajo los de abajo. Resulta curioso cómo aparece una inmigrante española, para simbolizar la solidaridad, y se disfraza de inhumanidad, aunque resulta evidente al saberse la verdad del veterinario. Y es que muchos personajes, que aparecen poco, componen el cuadro social actual de Francia, que podría ser cualquier otro país europeo. Se puede ver entero, no falta nadie.

Llama la atención la cantidad de personas intermediarias entre el máximo poder de un partido, de un gobierno y la ciudadanía. No me extraña que hablen idiomas distintos y vivan en planetas distintos, dada la insalvable distancia que los separa. Así se convierte la política en lo peor de sí misma.

Cuando todo parece que va en una dirección y nada se puede desviar...ahí está la pareja de actores, Huppert y Kateb, de quienes conocemos lo justo para confiar en sus giros personales, profesionales, que sin ni siquiera hablarse, persiguen los mismos objetivos caiga quien caiga, incluso ellos mismos. A partir de aquí empieza la esperanza.

El cine social francés siempre contiene una dosis de realidad dura, durísima, que en esta ocasión afecta a un barrio en los extrarradios de una gran ciudad, objeto de especulación inmobiliaria clásica, campo de mil batallas empresariales y partidistas, y es que el urbanismo es lo que parte el bacalao en la política local, que al fin y al cabo, es la política que mejor se ve y se toca, la que arrastra a los demás niveles hasta llegar a lo más alto. Así que la denuncia y la crítica está servida.

Tengo mis dudas si entre los espectadores españoles habrá sensibilidad suficiente para posicionarse contra los pisos patera, visto lo visto de algunos dirigentes políticos hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario