LA LOCA
Cristina Fallarás, Ediciones B, 2022
En esta novela Cristina Fallarás hace un despliegue de inteligencia lingüística para darnos a entender el poder de las palabras. Cuando se dice de una mujer que está loca hay mucho contenido en este calificativo. Para demostrarlo, un de sus personajes cuenta la historia de Juana I reina de Castilla y muchos territorios más. Acude a documentos por lo que la veracidad de lo que escribe se puede contrastar, aunque no deja de ser una novela con una trama de actualidad a la misma altura que la historia de la reina del siglo XVI.
Casi todo sucede en un gineceo de un lugar sin determinar, sabemos que llueve, que hay monos, ríos y libros. Apenas describe la situación ni el ambiente, más bien sugiere el contexto, deja caer pistas suficientes para que la imaginación haga el resto. En mi caso podría decir que es una isla enigmática pero segura, en la que el tiempo no transcurre como en la vida cotidiana, en donde las distancias son espacio-temporales y las cercanías corporales. Pero lo más característico del lugar es quiénes lo habitan y por qué. Sólo al final sabremos por qué está allí la protagonista, cuyo silencio es clave para entender la trama, más bien las tramas, al menos dos, paralelas que tienen semejanzas importantes.
Los capítulos son cortos para paladearlos mejor, incluso para leerlos un par de veces, llenando la atención con cierta intriga y contundentes palabras que sientan los cimientos, fuertes, de las vidas de las mujeres, de las que aparecen en la novela y de las que no están pero se habla de ellas.
Contar historias, narrar, dentro de una historia, de una narración. Tomar conciencia de lo que está pasando y de lo que pasó a través de las versiones de los hechos, las versiones poderosas que no las reales, las interesadas aunque falsas. Mentiras, fakenews, chismes, que han supuesto auténticas torturas y vilezas a seres inocentes.
Te atrapa la historia, el lenguaje y creo que también el lugar. Merece mucho la pena leer para entender cuán ignorantes somos si nos quedamos con la "historias únicas" que diría Chimamanda Ngozi Adichie sobre los hechos. Siempre hay otro punto de vista que puede aclarar y dejar ver los entresijos de las versiones oficiales.
El final parece precipitado pero está tan bien escrito que podríamos aplicar el dicho de "lo bueno si breve, dos veces bueno", es bastante redondo y fiel al estilo del capítulo principal, sin decoraciones, sin añadidos, simple, bueno.
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