miércoles, 8 de julio de 2020

LA DISTANCIA (la pira 2)
Pau Miró, Andrea Jiménez y Noemi Rodriguez y Juan Mayorga
Teatro Valle Inclán, CDN, Julio, 2020


En esta segunda entrega el almacén, el escenario y el patio de butacas acogen las tramas que componen LA DISTANCIA. Es una distancia contada en clave de historia del teatro, también en clave de pandemia vírica y, por último, en clave personal, una distancia que une.

No me acostumbro a oír tan bien cada palabra y cada suspiro que emiten los actores. Es lo que más me sorprende, la perfecta vocalización, incluso cuando hablan atropellados, gesticulando mucho o emocionados ya sea riendo o llorando, gritando o susurrando. Me envuelven las voces. Supongo que el guion contribuye pero sobre todo es la interpretación, la modulación, el tono, y claro está, lo que rodea la boca...los ojos enmarcados bajo sus cejas componiendo lo cara que habla.

Hay un virus que está echando a la gente del trabajo, condicionando el poco trabajo que hay y exigiendo modos de trabajo nuevos que van en glovo. Esto del glovo se repite de la función anterior, la última parte de la Conmoción. No sé si aparecerá en la tercera el próximo viernes...quiero pensar que es un mensaje, nada oculto, sobre los tiempos actuales y las relaciones humanas, las del trabajo y la comida, las del consumo y el tiempo.

El humor sobre hacer una carrera de Derecho perteneciendo a una familia de artistas, el humor sobre las dificultades de trabajar siguiendo las normas de seguridad antivírica y el humor de descubrir lo hermoso que es lo que dice un desconocido con quien acabas cantando. Estupendo hilo conductor humorístico que saca a la luz entre sarcasmos la vida antes y durante el virus mortal. El humor encarga comida a nombre de Ramón María y a ritmo de Rocío Dúrcal para confesar que no se quiere morir cansada de haberlo vivido todo...

Los espacios han sido tan protagonistas como los actores y actrices, como dije al principio, haciendo más real el teatro o más verdadero porque siempre, en cualquier espectáculo, en cualquier sala, en cualquier función, el espacio es fundamental. La dirección lo mide y tiene presente en todo momento, es el contexto que no se dice ni se interpreta, que escapa a la acción actoral, personal y dirigida, es el contenedor en el está todo lo necesario para que se entienda el mensaje, para que nos concentremos y atendamos, es lo que marca la dirección de la mirada y el oído. El almacén, con sus mascarillas e hidroalcohol, el escenario con sus plásticos y sus ropas, las butacas con su iluminación y sus barreras.

Gracias de nuevo al Centro Dramático Nacional por la oportunidad de disfrutar del mejor teatro desde casa. Un auténtico placer ser atrapada por la inteligencia y creatividad de los autores y actores.

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