viernes, 31 de julio de 2020

PANDEMIA
La covid-19 estremece al mundo
Slavoj Zizek
 nuevos cuadernos anagrama, 2020


 Introducción, once artículos breves y un apéndice. Edición de bolsillo, 145 páginas.

Antes de que se nos olvide. Para aclarar algunas, pocas, cosas. Por leer otras perspectivas bien argumentadas. Porque abrir este librito es abrir la cabeza, es tomar aire de otros lugares que es el mismo aire de tu lugar, es lo mismo pero no es igual. Se trata de sentir con, de saber con, de reconocer experiencias propias y ajenas.

Que los medios de comunicación al informar sobre el coronavirus adoptan una posición ideológica lo comprobamos en cada telediario y noticia de internet. Que el capitalismo global es la raíz del comportamiento de los virus y las bacterias tampoco es muy dudoso a tenor de las cifras de contagios y los lugares en los que morimos por estas formas adaptables de la naturaleza y la colonización cultural de siglos. Que hay dimensiones reales y virtuales simultáneamente afectando nuestras vidas es algo constatable en nuestro lenguaje, cada vez más común, y por tanto en nuestro modo de pensar, sentir y actuar. Que las novedades vitales suponen ciertos estadios mentales y anímicos como la negación, la cólera, la negociación, la depresión y la aceptación (según E. Kübler-Ross) parece fácilmente comprobable a diario ante la pérdida de un ser querido, de empleo o cualquier pérdida de cotas de normalidad, comodidad asumidas como propias e intransferibles.

Pero en lo que más insiste Zizek es en la necesidad de algún modo de comunismo ¿reinventado, de supervivencia? como solución, como respuesta conveniente e inteligente a corto , medio y largo plazo, como la mayor obviedad para las circunstancias mundiales del covid-19, lo que supondría algún efecto positivo de esta pandemia.

Lo común, lo global, es el lugar desde el que instalarse para tomar decisiones, bajo el principio de responsabilidad (aunque esto no lo diga así el filósofo), con transparencia, justicia social, respeto y cuidado medioambiental, solidaridad internacional y perspectiva de interdependencia. 

La receta parece ser vieja ya: desmixtificar, esto es, ejercer la filosofía a gran escala, en todos los ámbitos. Adoptar la postura crítica, autocrítica, para depurar, limar impurezas, eliminar adornos y distracciones interesadas en realizar cambios para que nada cambie. Porque estamos inmersos en una triple crisis (pág. 96) médica, económica y psicológica, así que de salud, tanto individual como social, particular como colectiva, local como global.

Todo el poder a los Estados, todos los Estados cooperando, apoyados en la ciencia.


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