jueves, 3 de junio de 2021

EL OLVIDO QUE SEREMOS

 EL OLVIDO QUE SEREMOS

Fernando Trueba, 2020


La fotografía del cartel es perfecta para el contenido de la película. Tres vidas de la mano hacia la puerta abierta. El adulto es el padre, médico de vocación, así que profesor permanente de la vigilancia de la vida, digna a ser posible. El compromiso de sus palabras se ajusta a su forma de ser y estar en el trabajo y en casa, con su familia, gran familia. El aprendizaje es total, veinticuatro horas en cada rincón de la casa o el coche.

Colombia vive tiempos de violencia y cuando transcurre la trama también. Parece que nunca cesa, que los colombianos han de estar enfrentados permanentemente, que ni la salud pública sirve para hacer las paces o, al menos, dejar las armas.

Trueba crea un ambiente literario vital que Javier Cámara interpreta con naturalidad clásica, llegando en cada gesto y palabra, en cada paso, como en la foto, así que el tiempo vaya pasando y las vidas de las gentes de su ciudad, incluidas as de sus hijas e hijo, pasen con él. Mostrar la vida pasar es algo que hace muy bien Trueba eligiendo momentos, anécdotas, sucesos y recuerdos claves para que podamos imaginar sin dificultades todo lo que no aparece en la pantalla.

El drama no solo es personal sino social, lo que significa estar pendiente de las fechas y los cambios físicos para intentar entender las diferentes versiones que del protagonista tienen sus seres queridos, cada uno de ellos, todos. Colombia puede ser Héctor, siempre posibilidad y necesidad, recursos valiosos y obstáculos absurdos. Una casa habitada como un país, un hombre que cree en lo que hace para mejorar, en sentido inequívoco, la vida de ese país que conoce y habita por dentro, en las vidas de las personas del barrio, de los estudiantes universitarios, de los pacientes pobres, de los investigadores extranjeros y de los movimientos vecinales, políticos, necesariamente políticos.

El título es una una frase preciosa, estimulante y certera, que la conocemos al final, dando sentido a todo y a todos, a los lugares también. Es entrañable, literal. Por supuesto está basada en la realidad.

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