LA VIDA DE LOS DEMÁS
Mohammad Rasoulof, Junio 2021
En Irán el servicio militar no solo es obligatorio sino que tienes que hacerlo para obtener el pasaporte, el seguro médico o un permiso de estudios, así los hombres lo hacen sin opciones. Uno de los sectores militares puede ser Ejecución, en el que los jóvenes han de ejecutar a quienes condena a muerte el propio estado iraní. No puede desobedecer porque serían condenados ellos mismos.
Las cuatro historias que componen esta película giran en torno a esta circunstancia, a saber, jóvenes militares ejecutores de la pena de muerte, sus posiciones ante esta ley y las consecuencias de sus actos al respecto. De ahí que el título haga referencia a los demás, ese conjunto de personas que se necesita para aplicar las leyes, incluida la de matar en nombre del estado, que son personas con familias y futuros.
Los protagonistas ejecutan, van a ejecutar o han ejecutado. El trabajo, la edad y las convicciones separan a los protagonistas cuyas posiciones difieren ante el mismo hecho de ejecutar obedeciendo.
Uno de ellos se niega y desobedece.
Hay ambientes urbanos y naturales como un bosque y un desierto. Hay relaciones humanas de amor, de parentesco, laborales, de ideología y de amistad. Hay menores, jóvenes, mayores y de mediana edad. Y sobre todo hay dilemas morales sobre la obediencia a las leyes.
La crueldad está presente en todo momento, por activa o por pasiva, en cada una de las historias que muestran un panorama injusto que divide a la sociedad, a las familias y a las creencias.
El director está denunciado, no puede salir de Irán, ha trabajado en la clandestinidad y se la juega cada vez que estrena una película, porque todas ellas denuncian injusticias cotidianas de su país, que no son ajenas a otros países. La pena de muerte sigue siendo un asunto poco conflictivo para muchas personas que se consideran justas si matan a quienes han cometido delitos, ya sean de sangre o políticos. Sin embargo es una violación de los derechos humanos más básicos y nunca debería evocarse en nombre de ninguna justicia. La conciencia es algo social, cultural y se adecúa o no a las necesidades de cada momento y lugar personal.
El ritmo es lento, casi a tiempo real y hay muchos silencios, lo que hace que se haga más lenta aún. Los primeros planos cuentan buena parte de la trama y la música reconocible supone una cierta esperanza. La luz, natural y artificial, se encarga de generar emociones y tensiones. La última historia es un canto a la coherencia pacífica que se sabe minoría, tan minoría que sucede en el desierto, un lugar aislado y lejos de todo rastro de civilización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario