domingo, 24 de octubre de 2021

SIVERIA

 SIVERIA

Xabier Suárez, 2021


Anoche, en el Teatro Auditorio de Cuenca, se representó teatro contemporáneo, teatro necesario, teatro oportuno y desgraciadamente de moda, ya que la obra está basada en casos reales ocurridos hace unos años en Rusia a propósito de la persecución de homosexuales, torturas y clima de homofobia tan asfixiante que ha llegado a asesinar a activistas defensoras de los derechos LGTBI.

SIVERIA es una página web. Con poca trascendencia mediática pero mucha eficacia humana, esta web ayuda a personas homosexuales a salir del estigma y los prejuicios sociales que les discriminan, les acusan, les culpabilizan y les persiguen. Sus vidas corren peligro porque en su país es ilegal ser persona homosexual.

La protagonista es periodista lo que la convierte en doblemente peligrosa y perseguida. Profesionalmente está capacitada para expresar la verdad, moralmente está educada en la libertad y el respeto, sexualmente es lesbiana, y además tiene dinero familiar y no necesita trabajar remuneradamente. Todo junto la convierten en el blanco perfecto de la intolerancia, el odio y la violencia en cualquiera de sus versiones o en todas.

En las paredes de las habitaciones del escenario, ocupadas por los actores y el escaso mobiliario, van apareciendo mensajes e imágenes reales de Moscú. Se cita a Virginia Woolf y se canta a Leonard Cohen. La luz hace el resto para que sintamos los ambientes y los contextos que ha escrito el autor basándose en hechos recientes y en una cosmovisión de las cosas bastante hipócrita.

Utiliza a Moscú para desmontar la cultura occidental que presume de respetuosa con los derechos humanos, de moderna por creerse tolerante y de pacífica por estar en el siglo XXI, sin embargo nada más lejos. Hoy, aquí y ahora, las mujeres siguen siendo ciudadanas de segunda en muchos ámbitos, pero especialmente en materia sexual, concretamente en orientación sexual.

En el interrogatorio policial que le hacen a la protagonista se desvelan todos los prejuicios históricos machistas y se comprueba el vigor del patriarcado. La edad, la profesión, la maternidad han de ser elementos que definan el papel de la mujer en la sociedad porque si no se cumplen, de determinadas maneras, resulta que las mujeres son perjudiciales incluso para ellas mismas.

Las relaciones entre los protagonistas hacen que el desenlace no se advierta hasta muy desarrollada la obra, de manera que se crea cierta intriga hasta el final.

Es estupendo que el teatro sirva socialmente para  hacer una sociedad más justa y mejor, que sirva de crítica de los valores que nos sientan mal y contribuyen a generar odios, dolores y violencias totalmente prescindibles, que sirve para interpelar a los espectadores/as que educamos, trabajamos, amamos, consumimos y votamos en una democracia, que nunca lo será del todo hasta que la igualdad y el respeto no tengan que justificarse permanentemente.

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