jueves, 14 de octubre de 2021

SOLO LAS BESTIAS

 SOLO LAS BESTIAS

Dominik Moll, 2021


Para simultanear escenas y construir una historia en la que se vean distintas acciones en distintos lugares, la pantalla tendría que ofrecer muchas subpantallas a la vez. Richard Fleischer, en 1968, lo hace durante unos minutos en El estrangulador de Boston.

En esta ocasión, los fragmentos de la historia se presentan separados despistando por el orden de las secuencias, aunque poco a poco la sucesión cronológica lo puede ir poniendo la cabeza del espectador, así el final queda redondo y cada personaje, con su particular aportación, contribuye a dar sentido al todo que es la película.

Cuartear la narración para intrigar y mantener el interés es de agradecer. Estar pendiente de las relaciones que no aparecen en la pantalla, recordar quiénes y dónde estaban en escenas anteriores, recomponer el espacio y el tiempo, completar el mosaico con actores secundarios, es un trabajo extraordinario también de la dirección para disfrute del personal.

Por supuesto que ha de haber elementos absurdos al principio, sensaciones de despistes y de no entender nada, frases lapidarias sin sentido que sólo al final lo tendrán. El paisaje, que hace de marco y contexto sirve para dirigir la atención y conducir al entendimiento total.

Es original lo que ocurre y cómo ocurre. Los deseos protagonizan las vidas de todo el mundo donde quiera que esté y sea cual sea su situación. Hacer lo posible por satisfacerlos es el objetivo de la vida y lo que le da sentido a estar vivo.

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