jueves, 10 de febrero de 2022

EL PODER DEL PERRO

 EL PODER DEL PERRO

Jane Campion, 2021


Es todo un placer ver esta película en pantalla grande, cuanto más grande mejor. En este caso, el tamaño sí importa. La luz, las texturas, las expresiones del elenco de actores, los colores, las distancias, el espacio del desierto y de las montañas, el de las habitaciones y los salones, todo, hay que verlo a lo grande, incluso lo pequeño como una flor de papel o una herida en la mano.

La trama, original, no tendría tanto misterio ni drama si las localizaciones donde transcurre fueran otras. Jane Campion lo ha vuelto a hacer, introduce perfectamente el texto y los personajes en un paisaje que les da sentido y les facilita la acción, todo tipo de acción.

Dos hermanos muy diferentes, dueños de un gran rancho en Montana en los años veinte, a cuyo cargo un nutrido grupo de hombres, vaqueros, trabaja incansablemente y cuando descansa también lo hace a lo grande, todos siguen las instrucciones y el ejemplo de los hermanos, sobre todo de uno de ellos, el más varonil, el que se muestra más seguro y agresivo, el que acaba siendo descubierto porque todo en él son apariencias.

Hay un personaje, aparentemente secundario que poco a poco se convierte en la clave del desenlace. El progreso de este personaje está magistralmente realizado por K. Smit-McPhee y los tiempos de aparición en pantalla perfectamente medidos. Resulta importantísimo recordar al final sus palabras que dan comienzo a la película.

La música es el personaje coral, permanente, introduciendo, acompañando y advirtiendo cada plano, cada novedad y posibilidad de plano. El guion contiene importantes silencios, elocuentes y expectantes que marcan a cada uno de los personajes y anticipa sus acciones, resulta ideal para la narración.

Espectacular. Peliculón.

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