SELECTIVIDAD...¿ADIOS?
Uno de los problemas fundamentales de las numerosas leyes educativas de nuestra democracia actual ha sido la selección del alumnado para estudios superiores. Las relaciones entre enseñanzas medias y superiores no son fluidas, transparentes ni equilibradas. Actualmente, la primera se ve obligada a practicar una enseñanza antipedagógica, contraproducente, agotadora e ineficaz impuesta por la segunda que, con calendarios ajenos al ritmo de los institutos, además pone plazos y burocracia.
Hasta ahora, el bachillerato se ha de ajustar a las exigencias de la universidad porque es esta la que realiza el modelo de examen, incluyendo los contenidos, las valoraciones y los porcentajes en las notas. Así, el alumnado que aprueba matemáticas en 2º de Bachillerato tiene que volver a examinarse de matemáticas en la EvAU, aunque todo el curso haya sido una academia de preparación de dicho examen.
Cada vez hay menos alumnado en bachillerato y más universidades.
Suele ocurrir que los aprendizajes del bachillerato son más que suficientes para los primeros cursos de algunos grados o totalmente insuficientes para esos mismos cursos de otros grados.
El estrés que genera la nota de corte supone desmotivación o frustración en el alumnado, influye en las capacidades y expectativas, en la autoestima y las relaciones sociales, familiares y económicas.
Ahora, la ministra dice que van a estudiar cómo lo hacen otros países, eso de la selectividad, y apunta a que la nuestra debe cambiar porque no se parece a la europea...¡a buenas horas!
Desde que nos enrolamos en el barco universitario llamado Bolonia, todo lo relacionado con el acceso a la universidad debería haber estado a la altura del resto de los países que se gobierna bajo este modelo, pero España mira a Europa cuando quiere y para lo que quiere.
Bienvenida sea la idea de revisar, ojalá fuera abolir, la selectividad. Tendría que eliminar barreras y favorecer el acceso a los estudios superiores valorando las capacidades del alumnado, no tanto las notas de exámenes repetitivos realizados en condiciones estresantes. Todo el mundo conoce ejemplos de estudiantes que entran en grados universitarios que no les satisfacen, gracias a las notas obtenidas, incluso aunque consigan entrar en lo que desean porque las notas y las capacidades no coinciden. Hoy la brecha de clase social es fundamental para aprobar o suspender. Y hay muchas brechas que influyen.
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