BIC MILLÁS
Esta mañana ha sido sublime. Primero contando anécdotas del Sant Jordi de ayer, después de las escrituras en distintos soportes como a mano, a máquina y a ordenador y, finalmente, como colofón, nada más y nada menos que la visita a la fábrica de producción de las bolígrafos BIC en Francia.
Por si alguien no había sintonizado con Juanjo Millás durante el programa de J. Pino cuando ha llegado el turno de los bolis no le habrá quedado más remedio que hacerlo, rindiéndose al modo Millás de transmitir, de comunicar, de hacer visibles, de imaginar, de pensar, de sentir, en este caso, los bolígrafos de toda nuestra vida.
Qué gustazo la comparación entre el bolígrafo y el escarabajo. Es perfecta, que si el abdomen, la cabeza, el exoesqueleto, los fluidos, la boca...tremendo, ejemplo claro de cómo el autor vivifica todo, los objetos especialmente, pero también cómo objetiva todo, la vida animal de los insectos en este caso. Genial, marca de la casa, para salir a pasear la mañana de domingo y encontrarte un escarabajo o un boli en el parque, puede que juntos, o incluso indistinguibles porque son lo mismo.
Por cierto, cuánto misterio en la fabricación en cadena de un bic. El secreto de la tinta es una de las grandes incógnitas del mercado global contemporáneo...
Sin embargo no quiero olvidar el principio, cómo existe el riesgo de la "sobre escritura" en los ordenadores que el uso de los bolígrafos evita, y con ello, procura más espontaneidad y frescura que los textos escritos con el portátil tan fáciles de cambiar, corregir o eliminar. Esto cualquiera podemos comprobarlo, así que el trabajo, el esfuerzo de usar las manos es la clave en el arte de escribir, en el resultado del ejercicio la escritura. Es un trabajo manual, ya sea con boli ya con teclas. Ahí radica todo, el éxito o el fracaso de una obra escrita. Cuántas veces escribimos lo que no queremos escribir y aquello que queremos escribir no nos sale y dejamos lo primero que hemos puesto como definitivo...aunque si lo hemos escrito en un ordenador podemos volver una y otra vez para revisarlo y cambiarlo si finalmente las musas se dignaron a hacerse presentes entre las ideas y las teclas.
Comparto con Juanjo su preferencia por el color negro, aún a riesgo de no ser muy española, algo que ya intuía...y sí, uso el rojo para corregir porque soy profesora desde hace muchos cursos. Los medios e instrumentos que usamos en nuestro trabajo nos definen un poco, o un mucho, y condicionan el resultado del trabajo mismo. Es muy agradable anotar en negro y muy útil corregir en rojo.
Ahora los que más uso son los bic cristal, pero he usado durante años los naranja porque mi letra es menuda y poco clara, así que lo que facilita su comprensión es la tinta fina, pero con el tiempo y el uso de la pizarra suelo escribir en mayúsculas y el cristal me va de maravilla.
Larga vida al bic, versión Millás, por favor!!
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