martes, 19 de abril de 2022

EL LIBRO DE MANUEL Y CAMILA

 EL LIBRO DE MANUEL Y CAMILA

Diálogos sobre ética

Ernst Tugendhat, Gedisa 2001


Para llegar a tratar el sentido de la vida y la felicidad, los autores plantean esta historia entre jóvenes que cuestionan actitudes de su entorno bastante lejos de lo que suponen que es y debe ser ser feliz. De hecho los primeros capítulos son preguntas sobre robos, crímenes, mentiras, sufrimientos hasta que llegan a la regla de oro y los valores éticos aparecen solos conduciendo los diálogos hacia el objetivo final.

Es un buen recurso para trabajar en el aula siguiendo los principios de la Filosofía para Niños de M. Lipman tales como preguntar y repreguntar, dialogar, plantear hipótesis, recurrir a la experiencia propia y ajena, consultar a otras personas del entorno y no quedarse satisfecho/a casi nunca.

Si se quiere utilizar con más provecho hay que actualizar las situaciones que se describen , los contestos están algo anticuados, pero no cuesta mucho establecer alguna analogía con el presente en todos los capítulos, el ser humano que actúa y siente, el que convive con los demás es el mismo en todas partes desde hace mucho tiempo.

El alumnado de la ESO entiende bien los dilemas y realiza propuestas interesantes sin dificultad, incluso verbaliza lo que sucede en su ámbito familiar o vecinal sin mucha discreción. Resulta muy interesante practicar estas actividades entre alumnado de diversas culturas, con idiomas y creencias diferentes porque las sorpresas intelectuales aparecen con más frecuencia.

Cuesta que el sentido de la vida y la felicidad se separen y no se enmarquen en lo personal e individual pero, con ejemplos y casos concretos de la vida cotidiana, que se puedan exponer y traer las fuentes a la clase, el alumnado regresa a la regla de oro porque si la practicáramos viviríamos mejor todos, es decir, cada cual y esto es lo que tienen claro.

Así que no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti o, en sentido positivo, ponte en el lugar del otro. Tirando un poco más hacia la filosofía afirmaríamos la primera formulación del imperativo categórico kantiano despojándolo de su formalismo y anclándolo en lo deseable.

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