jueves, 7 de abril de 2022

FEMINISMO Y FILOSOFÍA

FEMINISMO Y FILOSOFÍA ANTE LOS RETOS DEL PRESENTE

 XXI JORNADAS DE FILOSOFÍA, Sociedad de Filosofía de Castilla La Mancha

Guadalajara, 1 y 2 de Abril de 2022


Aplazadas desde 2020 por la pandemia, el pasado fin de semana se pudieron realizar las jornadas anuales de la SFCLM que, en esta ocasión han sido en Guadalajara y han tratado sobre Feminismo.

Probablemente el tema ha sido más oportuno ahora que hace un par de años, cuando se decidió, dado el clima político y social de la actualidad, no solo en España, pero especialmente en España.

Hoy salen los currículos de las materias de la Educación Secundaria Obligatoria y el Bachillerato por la implantación de la nueva Ley de Educación LOMLOE y, precisamente, la Filosofía desaparece en la ESO, aunque recupera presencia en Bachillerato, como si solo fuera cosa de quienes accederán a estudios superiores, dando a entender que la ciudadanía en general no necesita saber filosofía. 

Hoy hay ataques al Feminismo como hacía mucho no se veían en nuestro país, pero el auge de los fascismos está propiciando toda una serie de propagandas contra los derechos de las mujeres que se amplifica con las redes sociales y el bajo nivel crítico de nuestra cultura, cultivado durante años precisamente desde las leyes educativas.

Así que, han sido una Jornadas de lo más oportunas y estimulantes. El nivel de las ponentes ha sido óptimo y el de algunas comunicaciones, como suele suceder, siempre hay quien presenta comunicaciones sin demasiado rigor, pero se ven compensadas por aquellas que sí lo tienen y las preguntas que suscitan sus propuestas.

Espido Freire abrió a primera hora afirmando que hoy sigue teniendo sentido hablar del feminismo porque lo general continua siendo particular y personal, porque el cuerpo, la palabra y la presencia de la mujer sigue molestando, porque se nos bombardea constantemente con el aspecto físico, las expectativas generadas y el principio de autoridad, porque se banaliza el lenguaje y las palabras mismas, porque este es demasiado belicista y poco del cuidado y porque seguimos normalizando modelos de mujer, a través de ejemplos de adultos, que desprecian a la mujer. Hizo hincapié en el "síndrome de la impostora" que seguimos practicando en numerosas ocasiones. Nos atrapó con su erudición.

Concha Roldán continuó con el papel de la filosofía en las reivindicaciones feministas. Desde el siglo XVII, cuando las primeras filósofas luchaban solas y empezaron a usar la palabra, a conceptualizar que es politizar. Mostró el absurdo de la falacia naturalista que ofrece la polaridad sexual estableciendo ámbitos separados en función del sexo, el público y el doméstico. Expuso las contradicciones de Rousseau y Kant en sus respectivos modos de entender la educación, así como la separación radical entre la igualdad de iure y la de facto. Abogó por entender el feminismo como teoría crítica y por tanto transformadora de la sociedad por lo que manifestó su activismo, en buena lógica. Mientras, con sentido del humor, contaba anécdotas de su propia vida. Resultó un ejercicio filosófico completo.

Rosa Cobo planteó cómo el capitalismo neoliberal es la industria de la explotación sexual en todos los lugares del mundo, con datos y trabajo de campo personal, para declararse a favor del abolicionismo como única salida digna para la igualdad, cualquier otra postura sería indigna para las mujeres prostituidas y seguiría manteniendo el status quo de los puteros y las explotadas. Fue demoledor el discurso porque, con un tono sosegado, nos estaba diciendo algo tremendamente cruel e inhumano que lo tenemos a nuestro lado y lo permitimos. Desmixtificó cualquier atisbo de duda sobre el abolicionismo.

Alicia Miyares defendió que el genero es un efecto del sexo y usó esta afirmación como base de su exposición. Como toda teoría política, el feminismo articula y analiza con un lenguaje para expresar la realiza y la forma de vida de los individuos, por esto negó los esencialismos ya que son reduccionistas y erróneos por no contemplar el aspecto social como la clave. Le resulta solipsista abordar el feminismo desde el yo que pretender determinar la posición del ser humano en el mundo, es decir, el subjetivismo elevado a la máxima potencia. Además expuso lo próximo que está el transhumanismo de esa postura que elimina el sexo biológico para dar cobertura a la identidad de género o a la personalidad fluida. El género debería desaparecer porque solo tiene sentido si se entiendo que un sexo, masculino, es superior a otro, femenino. Exposición clara y ejemplarizante.

Ana de Miguel cerró las Jornadas preguntando "¿qué hay de las mujeres?" o "¿por que las mujeres no tienen hijos hoy?" y contestó con numerosos ejemplos, teorías pasadas y presentes, datos actuales de diferentes fuentes oficiales. Reivindicó la animalidad del ser humano, somo animales autoconscientes y cuidables. Este mundo no nos gusta a las mujeres y necesitamos, por ello, un nuevo contrato social en el que la voz de la mujer tenga validez y no sea confundido el juicio crítico en las palabras que imponen significados sesgados, mentirosos, oportunistas e interesados. Ejerciendo de filósofa preguntó "¿cómo los hombres se han tolerado hacer lo que nos han hecho a las mujeres?"


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