jueves, 6 de julio de 2023

ARRENDAJO

 POR LA PLUMA OS CONOCERÁN...


A Esther, por su diligencia.

Pude dejarla allí pero no quise, la cogí como quien coge un tesoro sin buscarlo, como quien tiene suerte al encontrar por azar algo valioso, y lo llevé a casa y lo mostré orgullosa a mis conocidos, una de ellas dijo que era de un arrendajo mostrando una foto del pájaro en el móvil.

Estaba paseando por una senda boscosa que nunca antes había andado, era tan agradable que paraba al tres por dos  para apreciar un hongo, una encina recién nacida, lagartijas, flores, mariposas, cortezas de árboles y esta pluma, más bella en el suelo del monte. Miré hacia arriba y, por supuesto, no vi nada, así que la cogí y la guardé en el bolsillo.

Probablemente la naturaleza habría hecho algo con ella y yo lo impedí. Ahora, al escribir esto, yo estoy haciendo algo con ella, mejor dicho, sobre ella además de admirarla y preguntarme sobre su procedencia. Sé que no soy la única que colecciona estos tesoros naturales. Una amiga, al ver mi pluma, me enseñó la de un águila en su dormitorio, enorme, majestuosa, poderosa, mostrada en la estantería central de la habitación, con orgullo e importancia, preciosa, ridiculizando el tamaño de mi arrendajo, poniendo de manifiesto las jerarquías, también es esto. 


La palabra arrendajo no solo significa un tipo de ave sino copia imperfecta de algo, eso es justo lo que pensé cuando me dijeron a qué pájaro pertenecía mi tesoro. Mi vocabulario es coloquial y esta acepción animal la desconocía por completo, así me tocó asimilar la polisemia, que es un juego lingüístico fantástico en sentido literal, y hacer un hueco junto a los recuerdos de la infancia cuando mi abuela y mi madre me decían arrendajo estando yo jugando a ser no sé quién o no sé qué cosa, luego, de adolescente me seguían diciendo arrendajo aunque yo ya no jugaba a ser alguien o algo sino más bien a encontrarme a mí misma sin conseguirlo.

Ahora, ensanchando el lenguaje que es el vehículo del pensamiento, pienso en el pájaro como un imitador imperfecto de otro uniendo semántica y recuerdos, total así aprendemos, enlazando lo nuevo con lo viejo, cada cual a su manera. Por cierto, en la información de internet sobre el ave dice que es del viejo mundo...¿por qué será que no me extraña?

De nuevo, por asociación de ideas, me viene a la cabeza la expresión huella ecológica y las consecuencias que dejamos los humanos en las nuestras. Esta pluma es, más o menos, huella del córvido, una señal del lugar habitado. Nuestras plumas, así entendidas, son desastrosas. Tenemos que cuidar la naturaleza siempre, todo el año, en todas partes, para minimizar nuestros efectos devastadores y que nuestras plumas lo sean de buena literatura, de buen orgullo, en definitiva, de buena cultura.

En verano, los bosques no solo dan sombra...


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