Sin embargo, en estas largas dos décadas del siglo XXI se han conquistado cotas de derechos jamás alcanzadas en Occidente siendo España uno de los países punteros en algunos casos como la igualdad de género o los derechos reproductivos, en otros estamos empezando como en la constatación de abusos en la iglesia o el peligro de la ultraderecha en la política institucional. Por lo que llama poderosamente la atención que sea noticia, ante unas inminentes elecciones generales, titulares como los de la foto.
Ya está, es un hecho, el franquismo gobierna, la violencia machista campa a sus anchas, la iglesia a lo suyo, el odio se exhibe en lonas gigantescas en los edificios, como consecuencia de "blanquear" el horror del pasado, la dictadura, la represión, la injusticia, la desigualdad y los abusos de todo tipo.
Menos mal que algunos contenidos, realmente, hablan de condenas y de denuncias porque si no habría que aceptar españoles Franco ha vuelto.
El caso es que las mujeres, para variar, salimos perdiendo ayer y hoy. Los asesinatos a manos de nuestras parejas o ex-parejas no paran, el verano sigue tiñéndose de sangre de mujer, como desde hace muchos veranos que se registran estos asesinatos machistas. También la iglesia abusa de mujeres. También es a la mujer a quien se le niegan derechos en la sanidad regional. También el odio difundido en la calle se ceba contra nosotras. Cuando una parte de la población, la mitad, la mujer, está en el punto de mira de políticas y costumbres que la desprecian, la ningunean, la marginan, la excluyen, la abusan, no hay dudas, la democracia está en riesgo extremo.
Las dictaduras no soportan que las mujeres decidamos sobre nuestros cuerpos, nuestra educación, nuestra vida laboral, cultural, sexual, no soportan la independencia, la inteligencia, la autonomía en sentido amplio, de las mujeres, les causamos pavor con nuestro pelo, nuestro pecho, nuestras piernas puestos al servicio de nuestros gustos, deseos, planes, reivindicaciones, inteligencias. Que Vox ataque las conquistas del feminismo es un signo inequívoco de su ideología dictatorial, por lo que Feijóo al admitirlos en sus gobiernos está fomentando un país franquista y no le importa, es más le parece lógico, necesario, normal, bueno, deseable para España ahora.
Por supuesto que la derecha y ultraderecha españolas no solo son machistas o xenófobas, que ya es gravísimo, tienen la ideología del odio, la desigualdad y la explotación en el resto de ámbitos políticos como la economía, el medio ambiente, la vivienda, la sanidad, la educación, la energía, el transporte, los servicios sociales, la cultura, los medios audiovisuales o las tecnologías. En cualquier asunto político sus esquemas recortadores de derechos imponen una vida peor para la ciudadanía, sea estudiante, trabajadora o jubilada.
Si leemos las noticias internacionales comprobamos que Israel, ese país "democrático" también, sigue arrasando, literalmente, la tierra palestina. Puede que este hecho nos de una idea del nivel de democracias occidentales que estamos alimentando en pleno siglo XXI y entender que nuestro país, de seguir con estas portadas de prensa, tampoco desentona tanto del panorama internacional.
Triste presente si no hacemos algo por cambiarlo.
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