domingo, 16 de julio de 2023

ON STRIKE!

 ON STRIKE!...SEGÚN MILLÁS


Esta mañana, en A vivir, el programa de radio de J. del Pino en la SER, Juan José Millás comentaba la noticia de la huelga de guionistas y actores de Norteamérica. En realidad, habría que decir que re-comentaba la noticia porque en 2007 escribió su columna en El País sobre esto. Suelo comentarla en clase con mi alumnado de bachillerato cuando explico antropología y quiero mostrar lo que somos los seres humanos, hijos de la ficción tanto como de las células. Entonces Millás titulaba su texto Pan y cine, aportaba datos económicos de las enormes pérdidas que suponía la huelga, del desastre industrial en el país de Hollywood, pero sobre todo aportaba ejemplos de lo necesaria que es la ficción para vivir, de cuánto le debemos a los cuentos, a la tele, al cine, algo que esta mañana volvía a decir cuando se refería a las vocaciones profesionales que han supuesto las series de médicos, de detectives, de bailarines. Varios compañeros, del ámbito de la educación, me han dicho que estudiaron biología por El hombre y la tierra. Y son muchas y muchos los estudiantes que quieren ser criminólogos, policías, abogados porque ven series protagonizadas por estas profesiones.

Después, en el programa de radio, han emitido un corte en el que Millás y Paqui están en un super mercado y hablaban de la  comida, de las modas culinarias, saludables, ecológicas, sostenibles y de modas actuales con un dietista que usaba su técnica para valorar los productos. Entonces he pensado en la cantidad de gente que estudia cocina por los programas de la tele y las series de famosos, cómo están proliferando academias de cocina, incluso como cursos del Estado para personal en paro. Es todo un negocio, un factor económico de primer orden.

En algún momento, Javier o Juanjo, decían que hoy muchas conversaciones entre amigos, conocidos o colegas, versan sobre las series que se están viendo. Doy fe, reconozco que en las últimos encuentros con amigos hemos sacado el tema, hemos sacado el móvil para saber más de una serie concreta y para anotar títulos de series que nos recomendamos unos a otros. Generalizamos sobre las que se hacen en unos países, sobre las que son de un género, sobre las que están en una u otra plataforma, generando ciertos prejuicios y estereotipos sin darnos cuenta. El sesgo está permitido porque hablamos de nuestras sensaciones e impresiones particulares, las que compartimos y dejamos que nos compartan. Conversamos sobre las ficciones que ponemos en común.

En la noticia de la huelga del 2007 Millás pedía respeto por la profesión, por las personas que urden las fábulas que consumimos diariamente, como el pan, que tanto nos alimentan, a las que les debemos nuestra profesión, nuestros sueños, nuestro lenguaje, nuestros destinos vacacionales, nuestros gustos musicales, vestimentas, coches, incluso nuestra moral. En ellas aprendemos a distinguir lo bueno de lo malo, los buenos de los malos.

Son parte de nuestra identidad. Dime la ficción que consumes y te diré quién eres.

El caso es que, un domingo más, comparto el sentir del escritor valenciano, aunque no lo haya cambiado desde 2007 al menos.


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