miércoles, 18 de septiembre de 2019

VIOLACIONES DE EXPECTATIVAS



Esta situación política inédita en nuestro país genera en la sociedad múltiples emociones y actitudes. Por ser una novedad histórica, por el tiempo transcurrido desde las pasadas elecciones, por el fracaso sucedido mientras tanto y por el tratamiento mediático que se ha ofrecido desde los diferentes canales de comunicación.

Estamos conociendo artículos de la Constitución que nunca habíamos usado desde que se ésta se aprobó.

Todo sucede en una realidad paralela, como si el Congreso lo habitaran seres de otro planeta que viven al margen de sus fuentes de energía que seríamos el electorado, la gente, el pueblo que les vota, o no. En esa realidad, tipo Matrix, el lenguaje es diferente aunque suene igual, las relaciones sociales son extrañas porque no se basan en la confianza ni buscan lo mejor para la mayoría, los plazos temporales son más elásticos y las fechas no parecen importar. Cada fin de mes cogen dinero público, del que se alimentan, a cambio de un trabajo más que dudoso por su ineficacia, pero al ser otra realidad no sabemos bien los códigos, los significados, sólo conocemos las consecuencias. Nefastas consecuencias por paralizar un país durante medio año.

Tal vez deberíamos desconectar de ese paralelismo y optar por eliminarlo para implantar una única realidad en la que las cosas significaran lo mismo. Por ejemplo: cuando hubiera elecciones debería respetarse el resultado porque si no la palabra "política" tendría, como ahora, dos significados paralelos (no coincidentes). Tal vez deberían primar los intereses de la mayoría, sin despreciar a los de la minoría, antes que los de los políticos y sus partidos, antes que los de las empresas y sus negocios, antes que nada ni que nadie.

Las expectativas de abril se han violado tantas veces que apenas nos quedan ya.

El Congreso lo sabe. Cada rincón del edificio lo sabe y no han hecho lo suficiente para evitarlo.

El ánimo, la credibilidad, la afectación y sus contrarios son el caldo de cultivo de una sociedad actual maltratada que vive situaciones atroces de cambio climático, violencia de género, corrupción política, corrupción jurídica, migraciones, desempleo, bajadas de calidad en la sanidad y educación, sin tener ni esperar remedios a corto plazo, en ocasiones, es cuestión de vida o muerte. 
Sólo queda pedir respeto a la ciudadanía y al resultado de sus votos. La campaña electoral permanente, cargada de insultos y falta de responsabilidades debería ser corta o evitarse, ya que estrenamos situación, excepcional situación política. Las demagogias habituales tendrían que minimizarse ya que el nivel de absorción está al límite y si se rebasa no servirá su uso. El abuso de poder tendría que penalizarse, incluso antes de practicarse, ya que sus efectos cuando llueve sobre mojado eliminan la capacidad de ser persona y sería inmoral contar con sus decisiones como válidas. En fin, habría que hacer un plan de choque político para nuestra sociedad española. Urge.

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