martes, 17 de septiembre de 2019

ES MEJOR SENTIR QUE PENSAR, SENTIR ES MEJOR
Manolo García, 2014


El tono, el ritmo, la voz, todo es tan sensual que sin lugar a dudas se siente. La letra es tan fácil y pegadiza que no se piensa. Rápidamente te mueves sin decidirlo conscientemente.

Y sin embargo, tan solo en el arte sucede que primero se siente. A veces también en la naturaleza. Cuesta mucho, al sapiens, no pensar: valorar, juzgar, describir, enumerar, señalar, decir.

Cuando hablamos con alguien, ese alguien siente que se le escucha, pero, muchas veces solo movemos la cabeza y pensamos en nuestras cosas, infinitas cosas. Sentir que nos escuchan es una buena terapia y como venimos de serie para oír y hablar no nos cuesta nada. La ciencia de la salud es muy amplia y compleja y recomienda ser escuchado, sentir que nos escucha alguien.

La escucha activa es una técnica antigua que funciona, con todo tipo de persona, de todas las edades y lugares. Tal vez por esto escribimos, componemos canciones, pintamos o hacemos mimo, el caso es decir para recibir. Las terapias basadas en la escucha cuanto más se practican mejor funcionan. Hace falta mucha empatía, tiempo, tono y ritmo.

Vivimos mejor si le importamos a alguien y le importamos a alguien si nos cantan una canción, si nos cuentan un cuento, si nos dibujan, nos miran o nos cogen de la mano. Así pensamos mejor y es más divertido.

Si perdemos el canal de alguna sensación física, nuestro cerebro lo reemplaza en cuanto puede, de la manera que sea más práctica, sin permiso del sujeto, por naturaleza, supervivencia. Tardamos en saberlo pero ya se puede constatar con numerosos casos desde la neurología con tecnologías.

Estar vivos y con salud supone sentir y con-sentir, luego ya nos preocupamos de pensar y re-pensar. Hacerlo al revés te puede costar una enfermedad y no merece la pena, siempre hay una canción por ahí cerca, una amiga, una biblioteca, un parque, incluso un teléfono. El de la Esperanza sirve fundamentalmente para escuchar, solo escuchar, procurar hacer sentir al otro que cuenta para alguien, que sienta y consienta.

A partir de Kant no hay duda, siento luego existo...es que después de Descartes va Hume y entre los dos no hay color!!







2 comentarios:

  1. Reconozco que Manolo García, si es el del Último de la fila, nunca me ha gustado, especialmente en solitario. Sus letras, y su música (en mi opinión siempre la misma) me aburre soberanamente. A mí, al separarse de Quimi Portet, me dejó de interesar. Eso no quita, para que ciertas letras me gusten y reconozca su valor, porque tampoco le tengo desahuciado al zulo “de los que no” (como a algún otro) y porque las cosas no son blancas o negras, menos mal. Y es el caso de esta letra: “es mejor sentir que pensar”. Sí, es mejor, y más necesario. Se puede no pensar (a veces es conveniente y otras veces triste aunque lo veamos a diario), pero no sentir te aniquila. Anhedonia es dejar de sentir, especialmente placer o disfrute) y conduce a una espantosa desesperanza: la depresión, una enfermedad que padecen millones de personas en silencio porque se banaliza y se desconoce. Tan peligrosa como el cáncer y tan poco considerada. La enfermedad de este siglo, a la que no hacemos caso. Teléfono de la esperanza.

    Necesitamos unas dosis mínimas de placer, de afecto, de alegría, con las que alimentar el alma, que no el intelecto. En el arte y por supuesto en la naturaleza, como dices, manda este sentir. Y en las relaciones. Necesitamos cultivarlo, escuchando y siendo escuchados como dices, haciendo reír, deleitándonos con las personas que nos hacen bien, y con el arte que nos emociona en multitud de formas.

    No solo sintiendo viviremos mejor, sino que es vital para nuestra existencia. Y sí Manolo García, esta vez estoy contigo: es mejor sentir que pensar.

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    1. Pues me temo sí es ese Manolo García...es cierto que se parecen sus canciones, musicalmente, pero las letras, como la poesía, aunque se parezcan, son bellas en cada canción.
      Te refieres a la empatía, ese sentimiento universal de la especie humana, excepto en psicópatas, que en el siglo XVIII expuso Hume base fundamental de su nueva Ética: emotivismo moral. Lo que nos mueve a actuar son las emociones y luego la razón las ordenará y justificará, eso sí, las emociones que persiguen el mayor bien posible, la felicidad, ahí es nada, hedonismo puro y duro de la Ilustración escocesa...

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