SENDAS CERCANAS...CUENCA, después de la tormenta
¡Qué pena no poder fotografiar los olores!
Después de la tormenta siempre aparece una paisaje nuevo, renovado, a estrenar. Ha construido diques y desviado caminos, ha inundado zonas y horadado rocas, ha pintado con brillo cada hoja y cada insecto para marcar bien que el sol les alimenta y les hace crecer ante tus ojos. Todo oliendo a tierra mojada que se seca, a hierbas frescas, a corteza de pino que cambia de color, a restos de barro con piedrecillas, a viento que trae y lleva fragancias que no sé nombrar.
Hace dos semanas pude llamar a esta cercana senda la ruta de las mariposas, pero cuando anduve unos kilómetros lo que más veía eran pájaros de río y podría haberla llamado la ruta de los mirlos. Hace una semana era la ruta vaciada porque teniendo de todo no tenía nadie y era una goce añadido al pasear.
Hoy, definitivamente, la llamo la ruta de la calma, no solo porque anoche llovió de tormenta de verano, también porque la he hecho en sentido opuesto y he contemplado mejor los farallones a mi izquierda, los cortados a mi derecha, el skyline de la ciudad al frente y he tenido que prestar mucha atención al suelo, porque con sandalias, aunque de montaña, te mojas en los charcos y te ensucias con el barro todo el rato. Las distintas hierbas y hierbajos todavía estaban mojados y al pasar a su lado me mojaban las piernas, refrescando el paso.
Somos perfectos animales de todos los paisajes, podemos transformarlos en auténticos desastres o cuidarlos hasta parecer que no estamos. Merecen tanto respeto, nos sienta tan bien pasearlos, que es un lujo vivir tan cerca de esta senda acogedora y comprobar sus efectos en cualquier estación del año, también en verano, también después de la tormenta.
Salir de casa andando, recorrer unos 10 ó12 kilómetros y regresar, andando, con la sensación de haber cumplido un ritual ancestral que, de la manera más natural, te lo pide el cuerpo, sin más. Si puedes compartir las impresiones del trayecto con alguien te enriquecerá más aún el camino, pero si no la propia senda te acompaña en la soledad para enriquecerte igualmente.
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