ENTRE TRIBUNALES ANDA EL JUEGO
El Tribunal Supremo ha dado la razón a la familia de José Couso, contra el archivo que había dictado el Tribunal Constitucional. A lo mejor también le puede corregir en el caso del Estado de Alarma porque resulta evidente que una pandemia requiere tomar medidas con trascendencia constitucional como es un Estado de Alarma. Digo con trascendencia constitucional porque no tenerla es lo que ha esgrimido el Tribunal Constitucional para no admitir la petición de buscar los cadáveres de asesinados franquistas entre los que estarían los resto de Federico García Lorca.
La salud pública es un asunto político y también es constitucional, así se puede leer en numerosos artículos de la Constitución que hacen referencia a los derechos relativos a la salud. La Justicia, aunque la española es especial por cómo se nombran a las personas que la ejercen, no debe impedir que la salud de la población esté protegida por la política, incluso si esta se equivocara a la primera o a la segunda, en unas circunstancias excepcionales como la pandemia, que aún nos mata y nos sigue confinando, porque salvaguardar la salud de la población, intentarlo, es una obligación universal, moral, a la que ninguna constitución democrática ha de negarse.
Los argumentos que estiman las consecuencias de los actos, consecuencialistas, antes de realizarlos, tiene un gran valor ético, están en la base de muchas teorías que aplicamos en nuestro día a día y que nos salvan de situaciones peligrosas para nosotras y para los demás. Es un síntoma de madurez tener en cuenta lo que pueda pasar antes de provocarlo. Las personas sensatas se caracterizan por prevenir, son capaces de anticiparse a las consecuencias y tomar decisiones que más favorezcan las circunstancias en las que suceden, que en este caso, es el presente de la salud, de la pandemia, de la política, de la economía, dela justicia, en definitiva de la sociedad española.
Pudiera haber jueces y juezas de derechas que usan su cargo para hacer oposición al gobierno de coalición y como les protege precisamente su nombramiento político lo hacen desvirtuando la justicia, tirándola por los suelos, ofreciendo un panorama dantesco a ojos de cualquiera porque el monstruo que están provocando no es sensato, así que las consecuencias pueden ser fatales para buena parte de la población.
Siempre hay dilemas morales que rodean casos judiciales complicados. Sin embargo en este caso que nos ocupa, la complicación está en lidiar con una pandemia, es decir, NO HAY CASO.
Ojalá el Superior pueda hacer algo al respecto, como en el caso Couso y de paso le saque los colores al Constitucional que tantos ejemplos monstruosos está generando con usos vengativos de sus cargos.
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