CATEDRALES
Claudia Piñeiro, Alfaguara, 2021
Aunque la intriga se desvela pronto la historia que contiene la novela es lo suficientemente interesante como para querer leer y no parar hasta el final. Varias voces cuentan los mismos hechos sucedidos hace treinta años, con lo que el tiempo es un factor clave para entender a los personajes y a sus propias voces que componen los distintos capítulos.
Este modo de proceder en la narrativa actual, el de escribir desde personajes diferentes en primera persona, resulta muy revelador cuando la trama es de novela negra. Cada personaje relacionado con el crimen lo cuenta a su manera y expresa tanta verdad como puede o quiere soportar (así lo dice Alfredo) especialmente los familiares de la víctima. La justicia y la moral, lo público y lo privado entrelazados, se pisotean y denuncian, se excluyen y se imponen desde ámbitos como la creencia o los sentimientos.
La mente humana es capaz de todo, incluso de lo peor y sentirse perdonada por lo que ha hecho. El poder de las creencias puede conducir a una persona a cometer los crímenes más atroces, a realizar los actos más inhumanos y también a conceder perdones y liberaciones por haberlos cometido. Así lo narra Claudia Piñeiro en esta novela que pone patas arriba el significado de las palabras familia, fe, deseos, crueldad, empatía y perdón.
Creer o ser ateo no siempre es una elección libre, las circunstancias pueden imponerse y servirse de intereses ocultos para rezar a Dios o despreciar a las religiones. Si se usa la fe como instrumento de poder todo está permitido en nombre de Dios, todo.
Los personajes están diseñados sin fisuras. Cada cual plantea su punto de vista justificándose y siendo coherente, sin medias tintas, aunque las enfermedades, las distancias, los trabajos y las edades puedan distorsionar la verdad y provocar dudas.
Es contundente la propuesta y la solución final. El ritmo es ágil y certero. Como lectora, en cada capítulo, cambias de perspectiva sobre los hechos acontecidos en el primero y estás obligada a aceptar cualquier cosa, por muy contraria a ti misma que sea, por muy delirante e inhumana que te resulte. Esta cualidad, la de llevar a los lectores a distintos lugares mentales, hace que la novela sea un placer completo.
Novela psicológica, negra, contemporánea, política, religiosa, familiar, de amor, de amistad, intergeneracional, intercontinental, comprometida, social...buena, en todos los sentidos.
En Octubre, tendré la oportunidad de conectar con la autora, a través del Club de Lectura de Novela Negra que coordina Sergio Vera, a quien debo la lectura de esta cautivadora obra. Estoy deseando oír a Claudia hablar de la historia y personajes argentinos que componen su última novela, bastante galardonada, cosa que no extraña cuando se lee.
No hay comentarios:
Publicar un comentario