MIKIS THEODORAKIS
El dios Zorba
Lo hizo todo y hasta el final.
Si pienso en los dioses griegos los imagino bailando el Sirtaki, riendo, juntando los cuerpos humanos compartiendo el espacio del Olimpo con los brazos arriba y los pies, despacio primero y rápidos después, coreografiando los movimientos. Las melenas al viento caprichoso de Eolo, las túnicas hasta las rodillas luciendo sandalias con largas tiras de cuero para exhibir bien los pies bailarines, alados en el caso de Hermes.
Estos días aparecen vídeos en las redes de Mikis dirigiendo conciertos en todo el mundo. Hay uno en el que Anthoni Quinn baila y le invita a bailar, por supuesto, el director de orquesta baja y se marca unos pasos con su amigo rememorando a Zorba. Es la banda sonora de la amistad, de la alegría, del entendimiento, del apoyo, no solo físico, y de la bienvenida. Parecen dioses en el Olimpo celebrando la eternidad.
Hay muchas personas maravillosas, que han comprometido sus vidas por causas justas, humanitarias, pacíficas, en todo tiempo y lugar, exiliadas y políticas, artistas reivindicativas, leales a la dignidad humana allá donde esta fuera violada. Mikis Theodorakis es una de ellas, por eso tiene en común con todas ellas un halo de hermandad sincera que acompañará su recuerdo siempre.
Con los brazos abiertos ha sido recibido en el Monte Olimpo para disfrute de las divinidades griegas, estaban esperándole desando que llegara con su música y sus bailes. El arte universal es un bálsamo divino que de vez en cuando nos llega a los mortales de la mano de artistas como Theodorakis.
Descanse en paz, ese estado necesario en la vida terrenal para vivir bien, que se ha ganado a pulso a lo largo de sus años aportando tanto con sus principios de izquierdas y su talento musical.
Gracias dios del Sirtaki, de la armonía entre los pueblos, que el resto de dioses y diosas te reciba bailando. Aquí podremos parafrasear el verso de La Ilíada canta, oh musa, las obras del ateniense Mikis!
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