ALUMANDO SIN VACUNAR VOLUNTARIAMENTE
Hoy hemos empezado las clases. He dado por supuesto, entre mi alumnado de bachillerato, que todas y todos estaban vacunados, pero unos cuantos han dicho que no. Una porque ha pasado el coronavirus en verano y hasta final de año no se puede vacunar, otro porque le ponen la dosis completa la próxima semana y otra porque no quieren sus padres.
He pensado aislarla inmediatamente. No lo he hecho, pero cuando ha terminado la clase se lo he comunicado al responsable covid de mi centro, quien no había contemplado esta posibilidad. Le ha sorprendido y no tenía nada previsto, tan solo me ha dicho que lo informaría a la Delegación de Educación. Espero que las autoridades hagan algo al respecto y nos den instrucciones sobre qué debemos hacer en estos casos. De momento la chica está en clase como uno más, es decir sin respetar las distancias en ciertas aulas porque los metros cuadrados no dan para el número de alumnado por materia troncal.
¿Qué contestará la administración?
Soy su tutora y me incomoda la situación. Por supuesto, me sobran motivos para defender la vacunación masiva, especialmente entre colectivos que pasaremos muchas horas en espacios reducidos y, en bastantes ocasiones, sin poder cumplir las normas de ventilación y espacios adecuados a la pandemia actual. Mi centro es público. La alumna pertenece a una enseñanza no obligatoria.
Tengo delante el primer dilema del curso. Para colmo enseño Filosofía.
Cada vez que sale el tema de si tiene que ser obligatorio o no la vacunación en ciertos colectivos, me inclino por el sí sin dudarlo, sobre todo, si son colectivos que están en contacto permanente con otros, que entrañan riesgos por edad o por profesiones públicas.
Las variantes covid más contagiosas están entre los jóvenes. Quienes no se vacunan provocan las variaciones.
El instituto público en el que trabajo ha de velar, lo ha hecho y lo está haciendo, por la salud de todo el personal que en él trabajamos y estudian. Las normas de convivencia se han adaptado a la pandemia exigiendo en todo momento y lugar el uso correcto de la mascarilla, el lavado de manos, la apertura de ventanas y puertas, los recreos separados, varios horarios, itinerarios diferenciados por pasillos y cursos, en fin una serie de medidas ad hoc para salvaguardar la salud del personal.
¿Tienen los padres el derecho de no vacunar a sus hijos aunque les escolaricen en mi centro?
¿Hasta dónde ha de primar la privacidad en los espacios públicos como los colegios, institutos y universidades?...¡¡ la salud general en juego!!
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