OTOÑO...DE NUEVO
Flamencos, Lagunas de Manjavacas.
Desde los humedales manchegos la luz del final del verano todavía es cegadora. El atardecer insinúa lo que está cerca, llamando a la puerta pero que no entra hasta dentro de un rato.
Las lluvias de las tormentas veraniegas han cargado las Lagunas de Manjavacas en Mota del Cuervo, garantizando la acogida amable a las aves que migran, pronto veremos y oiremos grullas, y a las que viven sedentariamente aquí como los elegantes flamencos y cigüeñuelas.
El azul del cielo es el azul del agua, o al revés. La llanura se embellece para el otoño que traerá matices tenues y temperaturas frescas. Ahora es el momento, los sentidos se alegran ante el paisaje lagunar cargado de vida mientras se recoge la uva a su alrededor. Pasear entre olor a cieno y sonidos graves de ánades cercanas, cuando se pone el sol sin obstáculos, provoca bienestar, reconocer el lugar y ser bienvenida.
Conviene llevar prismáticos para adecuar el ojo al oído y apreciar la diversidad de vida alrededor. Hay libélulas gigantes que revolotean entre los juncos próximos al camino distrayendo tu atención, y pájaros, muchos, distintos, que van y vienen buscando donde pasar la noche.
Ahora, en medio de todo esto, a ras del suelo, dentro del cuadro, puede venir el otoño manchego.
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